Ayer todos los foros (y este humilde blog) ardieron con la entrada en servicio del ARJ-21, un avión que digamos está «inspirado» en el DC-9/MD-90/717… pero ya nadie se acuerda del Tu-334.
China es sin duda alguna el mayor mercado de productos «inspirados» en modelos de éxito en telefonía móvil, automóviles, marcas deportivas… Pero he aquí El Avionista dispuesto a hacer justicia: COMAC no fue el primero en copiar al DC-9… ¡¡fueron los soviéticos!! Y como en este humilde blog ya os contamos la historia de otros aviones fallidos como el Fairchild Dornier 728, hoy os vamos a relatar la historia del Tupolev 334, el DC-9 que jamás llegó a volar.
Y para ello me remonto a principios de 1990 en la recién colapsada Unión Soviética. Nuestros buenos amigos de Tupolev buscaban un avión que se hiciese un hueco entre el Yak-42 y el Tu-134. El primero podía llevar unos 120 pasajeros y el segundo (quizá uno de los aviones soviéticos más míticos y exitosos) sobre 75 asientos… así que los ingenieros de Tupolev se pusieron a trabajar en un avión que encajase en medio de ese mercado (2000NM y 100 asientos, más que suficiente para volar desde Moscú hasta Vladivostok con una escala en Siberia).
La cosa ya nació complicada… Y es que como en Tupolev ya tenían la experiencia en esto de «aviones inspirados» con la copia soviética del Boeing 757 llamado Tupolev 204 (que todavía no había sido entregado y también les estaba trayendo de cabeza) a alguna cabeza pensante se le encendió la bombilla y dijo «Ey camaradas, ¡para que romperse la cabeza si el 204 nos ha funcionado! Acortamos a este el fuselaje, copiamos el diseño del DC-9 ¡y a correr!«… así fue como nació la primera copia comunista del DC-9: el Tupolev-334.
Pero esa idea de gloria no iba a resultar tal ya que el avión llegó al mundo en medio de una situación complicada para Tupolev: la Unión Soviética acababa de colapsar.
¿Que el mayor soporte económico de la industria aeronáutica rusa se ha ido al carajo? ¡¡Pero qué diablos!! Nuestros amigos de Tupolev siguieron con la suya y para 1995 (quedaros con la fecha porque si el retraso del ARJ-21 os parece exagerado, ahora veréis este avión…) ya tenían construido un «iron bird» donde testear el que prometía ser el rival ruso de los MDs, Fokkers, etc.
Las pintas del 334 eran cuanto menos curiosas: parece un DC-9/MD-80/717 en corto y pasado de kilos. Pero no solo su similitud, por falta de originalidad hasta su estructura era heredada puesto que tiene el mismo fuselaje que el Tu-204 al que le han pegado un buen hachazo y sus alas son (también) una versión mini de las del Tu-204 (e incluso comparten el mismo cockpit). Pero amigos, esa deriva le delata… huele a Douglas.
Ojo que aunque el tren parece mucho más bajo que el de sus competidores yanquis (lo que le da todavía un aspecto de tanqueta aérea), este contrasta con la alta maniobrabilidad que muestra en este vídeo sacado del Moscow Air Show.
Las cosas no iban realmente mal, de hecho el primer vuelo de hecho fue el 1999. Pero a partir de ahí… el silencio.
La certificación tardó en conseguirse cuatro años: para 2003 el avión ya estaba certificado y listo para entrar en producción. Había avión, había pedidos (entre pedidos e intenciones, casi 300 aparatos) pero no había ni un duro para poner una factoría de ensamblaje en funcionamiento. El desmoronamiento de la Unión Soviética había sido un duro golpe para la gloriosa industria aeronáutica rusa y Tupolev por si sola no podía hacer frente a poner a la vez dos líneas de ensamblaje para el Tu-204 y el Tu-334. Tan solo tenía en su hangar los dos aviones que fabricó para exhibir y certificar, una pena.
Y así pasaron los años. Antes os decía que el ARJ-21 ha tenido unos 9 años de retraso… ojo con el Tu-334. En 2009 ¡¡casi 20 años después!! Tupolev aún intentaba poner en servicio el Tu-334 pero para entonces ya era un avión que tenía casi dos décadas a sus espaldas desde su diseño. Y señores, en este mundo de la aeronáutica créanme: nadie quiere un avión «viejo«… he aquí lo que queda de ese glorioso diseño «DCniano«:
Finalmente la creación de la United Aircraft Corporation y (sobre todo) el nacimiento de proyectos rusos propiamente de Siglo XXI como el SSJ-100 o el futuro MC-21 acabaron por dar la puntilla al Tupolev 334, el primer DC-9 «reversionado» y que anteayer vio como su hijo (ideado por otro país comunista y este sí, con respaldo gubernamental) venía a este mundo: el ARJ-21.
Copiar de los mejores no siempre trajo buenos resultados.