La aviación es todavía a día de hoy la gran desconocida de los medios de transporte (los que nos dedicamos a la aeronáutica sabemos cuantas preguntas recibimos en comidas familiares o de amigos sobre «la seguridad de Ryanair«, el clásico «por qué vuelan los aviones» o el recurrente entre la gente apasionada de los coches de «cuantos caballos saca un motor de esos«). Ver máquinas aladas de toneladas de peso elevarse en el aire con cientos de personas dentro es algo que, aunque te dediques profesionalmente a esto, no deja de apasionarnos a todos. Y este magnetismo obviamente es aprovechado por gente cuya salud mental es más que dudosa para publicitar al máximo sus crímenes: atentar contra un aeropuerto/aeronave te garantiza el poder golpear a varias nacionalidades de un solo golpe y (en el caso de las aeronaves) utilizar ese imán, ese poderoso elemento de la imaginación que es un avión volando, como elemento amplificador del impacto.
No pensaba escribir nada durante estos días pero el leer este artículo de Reuters sobre la seguridad aeroportuaria y poniéndola en el punto de mira me ha hecho replantearme varias cosas que me gustaría compartir con vosotros.
En concreto la noticia pone en duda la seguridad aeroportuaria en Europa y los compara con otros aeropuertos internacionales. En concreto dice que en la India tan solo se permite entrar a la terminal a aquellos pasajeros que tienen un billete. Bien: ¿evitaría eso que un terrorista se compre un asiento en cualquier aerolínea y entre con su equipaje-bomba a la terminal? No. Y de hecho la misma noticia da la clave con un «Pero Singh descartó revisar cada bolsa que entra en las terminales, diciendo que las fuerzas de seguridad tienen que buscar un equilibrio entre la seguridad y la comodidad de los pasajeros» ¿Entonces? ¿Evitaría que un terrorista tuviese un billete comprado en X aerolínea en este caso que hubiesen entrado en la terminal? NO.

Terminal de Delhi (IncMan)
Otro artículo. Este argentino, en La Nación. El autor nombra como opción el establecer «perímetros de seguridad» alrededor del aeropuerto. El mismo autor asegura que «el inconveniente directo es que las colas se hacen eternas y las líneas aéreas recomiendan a los pasajeros llegar cuatro horas antes de la salida del vuelo«, así que si yo fuese un terrorista lo mismo me daría hacer un atentado en el mostrador de facturación si las colas me aseguran que podré causar más daño en las mismas colas en las entradas de las terminales.
Es decir, la cuestión aquí es que aunque traslades la cola del mostrador de facturación a la propia puerta de la terminal… eso sigue siendo una congestión de personas fácilmente atacable.
Hacer explotar un avión en vuelo se ha convertido en una tarea harto difícil, pero ejemplos de ataques en un mostrador, de ataques a una congestión de pasajeros hay muchos en la historia de la aviación:
- 4 de julio de 2002, Los Ángeles: El egipcio Heshnan Hadayet entra armado en el aeropuerto de Los Ángeles con dos pistolas semiautomáticas Glock y se dirige directamente al mostrador de facturación de la aerolínea de bandera israelí El Al. Sin abrir la boa descerraja un disparo a una chica de facturación. A continuación apunta sus pistolas a la cola de pasajeros y mata a un pasajero que esperaba a facturar su equipaje. La seguridad del aeropuerto se le abalanza encima y consigue derribarlo pero Hadayet también tiene un machete y hiere a una persona de seguridad que saca su pistola y le descerraja un disparo en la cabeza al asaltante matándolo en el acto.
- 27 de diciembre de 1985, Viena y Roma: Cuatro terroristas entran en el aeropuerto de Roma Fiumicino con rifles de asalto y granadas. Apenas unos minutos después tres terroristas entran de la misma guisa en el Aeropuerto Internacional de Viena. Ambos grupos tienen un objetivo común: la cola de facturación de la aerolínea israelí El Al. Sin mediar palabra montan una carnicería en ambos aeropuertos: en Roma matan a 16 personas y hieren a una centena. En Viena matan a tres personas más y hieren a casi 40. El grupo de Roma es derribado por las fuerzas de seguridad de la propia aerolínea y un tercero es capturado por la policía italiana. El grupo de Viena consigue escapar pero pronto es interceptado por la policía austriaca y mata al conductor, capturando a los otros dos terroristas.
- 15 de Julio de 1983, París: En la terminal de Orly varios pasajeros están facturando en el mostrador de Turkish Airlines para su vuelo a Estambul. En este caso no hay personas entrando en la terminal. Simplemente una maleta abandonada en las inmediaciones de los mostradores estalla, creando una inmensa bola de fuego que afecta a numerosos pasajeros que estaban haciendo cola frente al mostrador. 8 personas mueren y 55 son afectadas con quemaduras de diferente gravedad. El Ejército Secreto para la Liberación de Armenia (ASALA por sus siglas en inglés), una organización que luchaba por el reconocimiento del genocidio armenio reclama la autoría del atentado.
- 7 de Agosto de 1982, Ankara: el primer atentado de ASALA (los mismos que atacaron Orly) esta vez en la capital turca. Dos tipos entran en la terminal, se acercan al mostrador de KLM y hacen detonar una bomba en medio de la gente que está haciendo cola. Si esto no bastase, sin mediar palabra se lían a disparos con una semiautomática cada uno. Al final terminal atrincherados en la cafetería del aeropuerto donde uno de ellos es derribado y el otro capturado. La barbarie deja como resultado 9 muertos y 72 heridos.
- 30 de Mayo de 1972, Tel Aviv: Todo sucede en el que hoy conocemos como Ben Gurion pero que por aquel entonces todavía se llamaba aeropuerto de Lod. El Frente Popular para la Liberación de Palestina es un activo grupo terrorista contra los intereses del Estado de Israel. Quiere atentar contra objetivos israelíes pero no puede entrar en las instalaciones aeroportuarias por la fuerte seguridad que implica el cacheo y control exhaustivo de cualquier pasajero árabe. Para ello requiere los servicios de tres terroristas japoneses pertenecientes al Ejército Rojo Japonés, grupo terrorista de izquierdas que a pesar de buscar la instauración del comunismo en Japón le lleva a cometer atentados terroristas en el extranjero al estar «hermanado» con otros grupos de la misma guisa… La cuestión es que estos tres japoneses llegan a Lod desde Roma en un vuelo de Air France con un estuche de violín cada uno. Una vez en la sala de espera abren los estuches y donde tenía que venir un violín hay desmontados unos rifles de asalto vz.58. Los tipos no es que sean muy duchos en el uso de armas y uno de ellos muere por «fuego amigo«, mientras que al otro se le detona una granada y acaba hecho pedazos cuando había bajado a la plataforma a disparar contra un avión de El Al que estaba desembarcando a los pasajeros. El tercer terrorista es capturado y cumple 13 años en prisión tras los cuales es puesto en libertad. Hoy en día reside en el Líbano como refugiado político
Todos ellos fueron atentados dentro de las terminales del aeropuerto, de una infraestructura.

Terminal 3 de PEK (Mike Beltzner)
Una infraestructura como el metro (que desgraciadamente en Bruselas también fue protagonista). ¿Ponemos arcos de seguridad en la entrada del metro? O una infraestructura como las estaciones de autobuses: ¿ponemos arcos de seguridad en las estaciones de Barcelona Sants o Santa Justa en Sevilla? O una infraestructura como en estadio Bernabeu durante el próximo concierto de Springsteen en Mayo, ¿ponemos arcos de seguridad en la Castellana y en Concha Espina? Los dos primeros casos harían el metro o las estaciones de buses mucho más seguras eso está claro, pero paralizarían toda una ciudad y perderían de por sí su razón de ser: mover rápida y eficientemente una gran masa de ciudadanos de un lado a otro.
Se confunde la infraestructura con el objetivo final. El objetivo de los asesinos del martes en Bruselas no era destrozar una terminal aeroportuaria, era la de hacer el mayor daño humano posible. Buscar las aglomeraciones de personas dentro de la terminal. Mover el filtro de seguridad fuera de la terminal sería efectivo si queremos proteger la infraestructura, pero se seguirían creando aglomeraciones de personas «unos metros más afuera«: un blanco efectivo para los que buscan sembrar el terror.
No sé cual es la respuesta. Seguro que en el blog hay algún lector que sabe mucho más que yo de seguridad en general y seguridad aeroportuaria en particular, pero sinceramente: mover la aglomeración humana de «dentro a fuera» no solventa ningún problema… ni hace más seguro el transporte aéreo.