Entre la extensa y gloriosa filmografía de Paco Martínez Soria donde lucen títulos como «La Ciudad no es para mi«, «Abuelo Made in Spain» o «La tía de Carlos» se encuentra quizá mi favorita: «Don Erre que Erre«. Quizá la hayáis visto en alguna de las cientos de veces que la habrán repuesto por la tele entre Cine de Barrio y 13TV… El argumento es de lo más simple: Don Rodrígo, famoso en el barrio por su exagerada tozudez, acude al banco donde es víctima de un atraco donde le roban las 257 pesetas (1,5€). El bueno de Don Rodrigo no parará hasta que el banco se responsabilice de ese robo y le devuelva las 257 pesetas que le han robado. Esa misma tozudez le llevará a insistirle a su mujer que debe quedarse de nuevo embarazada (con lo cómico de la situación, ya que por aquel entonces Paco Martínez Soria tenía 67 años)… Vamos, tozudo como una mula.
Y os preguntaréis ¿qué narices tiene que ver Don Erre que Erre con el aeropuerto de Huelva? Pues bien, el pasado 29 de diciembre nos despertamos con una noticia que muchos nos dejó completamente fuera de juego: la Sociedad Aeroportuaria Cristóbal Colón, responsable del proyecto de aeropuerto privado de Huelva, ha conseguido una ampliación de capital de 500.000 euros para seguir adelante con su idea.
Todo esto cuando hace dos semanas la Unión Europa nos puso a caldo por las desmesuradas inversiones aeroportuarias llevadas a cabo en España durante los últimos años que han dado unos resultados magníficos: aeropuertos como el de Huesca donde se emplearon 45M€ de inversión y en 2013 tuvo 273 pasajeros. Ok, me diréis que es de iniciativa privada, pero también debería ser un escarmiento de ver los exitosos proyectos de Castellón o Ciudad Real, donde hay bofetadas entre aerolíneas por hacerse con alguno de sus preciados slots…
Las cuentas de la UE (pdf) son claras: por debajo de 100.000 pasajeros cualquier aeropuerto es deficitario y solo habría que mantenerlo si es de interés público. ¿Encajaría en este marco un aeropuerto en Huelva?
Pues tendremos que ver las cuentas en las que se basa el proyecto, más aún cuando las recomendaciones de la UE son bien claras en su informe, veamos la primera:
The Court recommends that the Commission should ensure during the 2014-2020 programme period that
Member States only allocate EU funding to airport infrastructures in those airports which are financially viable
and for which investment needs had been properly assessed and demonstrated.
Vamos, que si alguien quiere dinero de la Unión Europea tendrá que demostrar por adelantado su viabilidad económica y que las previsiones de tráfico son reales (si os leéis el informe es DEMOLEDOR con la evaluación sobre las previsiones de tráfico dadas por los aeropuertos españoles… no han cumplido ninguno).
Ahora con la segunda recomendación:
The Court recommends that the Member States should have coherent regional, national or supranational plans for airport development to avoid overcapacity, duplication and uncoordinated investments in airport infrastructures.
Quizá aquí el gráfico más revelador sea el que se encuentra en el informe de la UE sobre duplicación de infraestructuras en Europa:
El gráfico es sobre el aeropuerto de Córdoba, pero nos puede servir perfectamente pues se muestra la congestión de aeropuertos en la zona. ¿El de Huelva donde está? Pues estaría situado en Cartaya, un municipio onubense situado a 25 kilómetros de la capital. Si moviésemos el gráfico arriba indicado tendríamos en un radio de 150 kilómetros y centrado en Huelva los aeropuertos de Faro, Sevilla y Jerez:
Pero, ¿a cuanto se encontraría Huelva del aeropuerto de Sevilla? a 104 kilómetros, poco más de una hora en autovía. ¿Y del de Faro? a 114 kilómetros, sobre una hora y cuarto en coche. Estos datos nos dan una muestra del sinsentido que sería emplear más dinero en un aeropuerto situado a 100 kilómetros de dos aeropuertos internacionales. Huele a duplicidad de infraestructuras por los cuatro costados.
La Diputación de Huelva ha manifestado que no va a poner dinero público para el aeropuerto, pero parece muy convencida a que el proyecto sigue adelante. Quizá todos, en el fondo, somos como Don Erre que Erre: tozudez ante la evidencia.