Lufthansa, la enésima víctima de los dichosos rebrandings

«Rebranding«, esa va a ser la palabra tabú, la palabra más odiada de la historia de la aviación comercial. ¿Qué hacemos cuando todo va como la seda? Rebranding. ¿Cómo animamos el cotarro cuando la cosa está más tiesa que una mojama? Rebranding. Es la palabra que sirve tanto para un roto como un descosido… pero que ha creado verdaderos engendros que, si de verdad la justicia existe, debería estar tipificados en el código penal. Pues bien: la última víctima de esta oleada de crímenes del Rebranding ha sido el mastodonte europeo Lufthansa y su mítico amarillo con 100 años a sus espaldas.

747 con la nueva librea… ouch!

Nada, no busquen el amarillo por ningún lado porque no lo van a encontrar. Otro Euro(fuc**ng)White al canto. Pero yendo más allá, si hay algún lector de este humilde blog que se dedique al rebranding, que me explique la razón de cometer semejante atrocidad. Porque entiendo que quizá haya que enchufarle una nueva tipografía, o que haya que cambiar la posición del nombre de la aerolínea… pero ¿cargarse el amarillo de golpe?

Como cantaban los Beatles: amarillo el logo de Lufthansa es, amarillo es, amarillo es!

Y sobre todo la extraña sensación que se le queda a uno con la nueva librea es: ¿qué aporta esto que no tuviese antes? NADA. Al igual que no aporta absolutamente nada la nueva librea de Iberia. Personalidad nula. Aún así hay diferencias: Iberia se cargo una de las libreas con más personalidad ahí fuera, pero al menos conservó los colores de toda la vida. Lufthansa acaba de pasar a azul y blanco, cargándose el amarillo que tan presente ha estado a lo largo de su centenaria historia, es un desprecio a su pasado.

A310 Lufthansa

El primer A310 entregado a Lufthansa, MSN 191. Todavía no tiene el nombre pintado (Foto: Michel Gilliand)

Uno tiene la sensación de que todo está convirtiéndose en lo mismo. Miras un avión de Lufthansa y has visto todos los de Air Europa, Iberia, LATAM, Avianca: aburrimiento, más de lo mismo, falta de personalidad… y sobre todo, falta de ganas de gustar/ofender, falta de ganas de destacar: «No vamos a hacer una librea «diferente» no vaya ser que ofendamos a alguien«… meh…

En fin, hay quien dice que esto de las libreas sosas de Iberia, LATAM y ahora Lufthansa son un claro reflejo de donde estamos yendo todos como sociedad: copias uno de otro, con mismos gustos, todos uniformes, sin ganas de destacar, del no moverse no vayas a ofender al prójimo. Y qué quieren que les diga, yo pensaba que eran zarandajas… pero cada vez pienso más que algo tiene de verdad.

 

5 Comments

  1. Hola Avionista !!
    Me parece que la combinación azul amarillo confunde con los colores de Ryanair, y creo que Lufthansa quiere alejarse al máximo de su principal competencia !!

    Un saludo !

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    • Hola Jordi, Avionista,

      No le veía ningún sentido en cargarse el amarillo y estaba totalmente de acuerdo con el hecho de que se han cargado su seña de identidad. Pero tienes razón: el azul y el amarillo son rápidamente identificados con Ryanair (ahora no entraremos en la “lowcostización” que están practicando las grandes compañías europeas ni en el hecho de cada vez se parecen más a la low-cost irlandesa, llegando incluso a hacer el ridículo como en el caso de Joon, por poner sólo un ejemplo). Pero si quieren huir, o simular que huyen de esa imagen, tiene sentido haberse deshecho del amarillo, aunque el precio a pagar es demasiado elevado, en mi opinión.

      Dicho esto, e independientemente del color, el diseño es lamentable. No aporta absolutamente nada de nuevo. Es más, parece una copia barata de la librea de Qantas, por no hablar de Latam, Iberia, Level, Joon, etc.

      No sé si es cosa mía, pero en este sentido cada vez vamos a peor.

      Un saludo!

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  2. Veo que en el mundo de la aviación la gente es mucho más reticente a los cambios que el resto de la población. Y creedme, la mayoría de la gente que coje un avión no sabe si está volando en un Airbus o en un Boeing, y seguramente no estarán atados a ese tono amarillo como vosotros y la nueva librea les gustará más. Porque aunque os pese, este “rebranding”, término que usais con desprecio en el artículo, era necesario y adapta la imagen de Lufthansa a la época actual. Pero tranquilos, vuestros ojos se acostumbrarán a ella y apuesto a que en 30 años, con el nuevo rebranding, volvereis a gritar eso de “a mi la anterior librea (por la recién estrenada) me gustaba más”.

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