Doce años después de poner la primera piedra del proyecto, seis años después del primer vuelo y tras 5000 horas de vuelos de certificación COMAC lo ha hecho: tras más de cuarenta años de silencio en la aviación comercial… China is back in town!
El 30 de diciembre China certificaba el «Advanced Regional Jet» 21, o ARJ-21 y de paso daba un aviso al mundo de la aviación comercial: esta vez hemos venido para quedarnos. El avión parece un refrito del MD80/B717… no en vano Avic (la empresa donde se monta el ARJ) fue la encargada de montar los MDs en China durante muchos años… ¿casualidad? Como suelen decir en China: «no es una copia, es una inspiración«.
Con configuraciones que oscilan de 70 a 90 asientos y 2300 millas de rango, COMAC apunta a intentar la certificación por parte de la FAA para intentar exportarlo fuera de China de forma masiva, pero lo cierto es que de los nuevos aviones regionales que vamos a ver volar en los próximos años el ARJ-21 es el avión «más antiguo» (recordemos que el proyecto comenzó el 2012 y el avión lleva acumulando horas desde el 2008). A simple vista se antoja complicado que pueda competir con las performances de los MRJs de Mitsubishi o los E2s de Embraer, aviones más modernos y sobre todo el «know how» de los brasileros (que muchos esperamos que se merienden el mercado regional en los próximos años). Los CRJs 700-900 de Bombardier parece ser que no van a ser mejorados en los próximos años (suficiente tienen los canadienses con sacar adelante el CSeries…) y los Superjets de Sukhoi todavía no han conseguido un cliente que les de el espaldarazo definitivo internacional, pero aún así el ARJ-21 rondaría cercano a las prestaciones de estos últimos.
A día de hoy el ARJ-21 acumula 271 pedidos del avión, casi todos de aerolíneas chinas (recordemos que el primer pedido fuera de China fue de una aerolínea africana), ¿podrá China competir a nivel internacional con su ARJ-21? En primer lugar tenemos la barrera de la certificación: por ahora solo está certificado por China, aunque COMAC apunta a que intentarán la aprobación por parte de la FAA (no se ha escuchado nada de probar con EASA todavía). Y en segundo lugar algo a su favor: el precio. Si consiguen vender el avión con una diferencia sustancial de precio con los competidores occidentales podrían hacerse un hueco en aerolíneas europeas en menos tiempo del que pensamos, ¿os acordáis del apoyo expreso de O’Leary al COMAC 919?
Sea como fuere dentro de apenas un par de meses lo veremos volar en línea para Chengdu Airlines (aerolínea propiedad de COMAC… todo se queda en familia), ese será su pistoletazo de salida. Solo entonces podremos empezar a esbozar hacia donde vuela el futuro de la industria aeronáutica «made in China» y si se gana la confianza del resto del mundo.