














Damas y caballeros, les dejo con el Trip Report de Miguel Sánchez, lector de este humilde blog y con una más que interesante cuenta de twitter que ya deberían estar siguiendo (@MiguelSanJim). Les invito a que suban a bordo de este A380 que une Shangai con Paris donde podrán disfrutar de buena comida y buena compañía (aunque el autor vaya en shorts!!).
No quisiera perder la oportunidad de empezar este trip report agradeciendo a “El Avionista” la oportunidad brindada de colaborar en su blog escribiendo estas líneas. Siempre es un placer formar parte de una comunidad con una compartida pasión por la aviación como la que formamos todos alrededor de este blog.
Se hace necesario, así mismo, remarcar que en ningún momento Air France se ha puesto en contacto conmigo ni ha comprado o participado económicamente en la compra de los billetes, por lo que este report es todo lo objetivo como la opinión de un pasajero que prueba por primera vez la clase Business del A380 puede llegar a ser.
Por último, y antes de empezar con el report, quisiera pedir perdón. Perdón por no ser como mi buen amigo El Avionista y no fotografiar cada mínimo detalle de la cabina. Esta crónica será más literaria que fotográfica. A mí favor cabe decir que el vuelo era plenamente nocturno, tras una semana sin dejar de patear Shanghai y alrededores, y la prioridad era dormir. Espero no aburrir. Abróchense los cinturones porque empezamos:
Aeropuerto de Shanghai-Pudong
Uno, que es ingeniero, cuando va a Shanghai lo primero que tiene ganas es de probar ese gran hito de la ingeniería que es el tren Maglev, capaz de unir el centro de Shanghai con el aeropuerto –que está situado a 30km de la ciudad, en sólo 5 minutos. Curiosamente, y a pesar del enorme ahorro de tiempo que supone el utilizarlo con respecto a otros medios como taxi o Metro, el Maglev suele ir casi vacío debido a su alto precio en comparación con las otras formas de acercarse al aeropuerto.
Desde los tristes atentados de 2016 en los aeropuertos de Bruselas y Estambul, ambos producidos en el lado tierra, los chinos, a diferencia de todos los aeropuertos que he pisado desde entonces, no se andan con chiquitas y plantan de inicio un control de seguridad previo a la entrada al terminal, por el que es necesario pasar todas las pertenencias y maletas que uno lleve consigo.
Tras pasar el control, llego a la T1 del aeropuerto de Pudong sin ser excesivamente tarde. Serían alrededor de las 20:45 y el aeropuerto ya se encontraba prácticamente vacío. Y, creedme, tras siete días en la ciudad china esperando colas y viendo estaciones de tren y de Metro atestadas de gente, impresiona ver una instalación pública sin estar al borde del colapso. Ello ayudó a pasar los trámites de facturación, un nuevo control de seguridad y control de emigración en muy poco tiempo y así poder tener casi dos horas hasta la salida del vuelo para disfrutar del lounge de Air France en el aeropuerto.
Terminal 1 del Aeropuerto de Shanghai-Pudong, no muy concurrida en esos momentos. Muy fan del look “total chándal pink denim” de la señora de la esquina inferior derecha
Nada más entrar en la misma, uno percibe el lujo asiático en el lounge, con paredes de brillante mármol (que me perdonen los fanáticos del lujo, pero no tengo ni idea de si era de Carrara o no), suelo enmoquetado y gran variedad de refrescos, vinos, cervezas y condumio en general.
Lounge del Aeropuerto de Shangai-Pudong. Mármol por doquier. Y, al fondo, nuestro amigo El Avionista con su chándal de viajar en Business.
Un par de copitas de vino blanco y unos riquísimos noodles recién hechos después, me pongo a investigar un poco, descubro que el lounge cuenta con ducha privada y bendigo a todos los dioses budistas por ello. Creedme que, después de todo un día pateando Shanghai con un 95% de humedad, lo último que te apetece es meterte en un vuelo de 10h totalmente sudado.
Haciendo que conozco más vinos que el Marqués de Riscal que venden en Mercadona a 6€ la botella
Tras pedir que me la abrieran la ducha, llegó uno de los mejores momentos del día: poder darse una buena ducha antes de probar el A380. Como detalle curioso, la ducha, además, contaba con un váter de estos japoneses, de los que te limpian el culete con chorritos de agua (me ahorraré el comentar si lo utilicé o no)
Toda esta ducha pa´ mí solito
WC japonés. Mejor no preguntar para qué sirven todos esos botoncitos
Tras haber reposado lo suficiente, tocaba ir al avión para vivir mi primera experiencia probando la clase Business de un A380. Pero no sin antes comentar que la conexión Wifi del lounge era bastante inestable. Y cuando digo bastante quiero decir que en las prácticamente dos horas que estuve allí apenas pude mandar unos Whatsapps y un par de correos. No me cabe en la cabeza cómo en un lounge con tanto usuario de negocios como puede ser el del aeropuerto de Shanghái, Skyteam/AirFrance se pueden permitir tener una conexión de Wifi tan pobre. Punto a solucionar, sin duda.
Lo admito. En los aeropuertos, soy de los que llegan con la hora pegada al avión. No soporto esperar a que abra un embarque y no soporto las situaciones que se forman cuando se abre un embarque, dignas en sí mismas de otro post en este blog. Éste, en cambio, fue bastante ordenado. Tan ordenado que fue llegar y besar el Santo, ya que abrieron al instante, y pude entrar prácticamente sin esperar cola. Ya sabéis, beneficios del embarque prioritario. J
El embarque fue tan rápido que apenas me dio tiempo a tomar unas fotos del A380 y, de una calidad bastante pobre, además. Pero no todo fue por culpa de mi nula capacidad fotográfica, y aquí quiero aprovechar para posicionarme totalmente en contra de esas lamas (o dispositivos similares) que se sitúan en las fachadas lado aire de prácticamente todos los aeropuertos con fachadas de cristal. ¿Para qué se ha puesto la fachada de cristal con la intención de generar vistas nítidas de los puestos de estacionamiento al pasajero si luego esas vistas se van a distorsionar y a entorpecer con este tipo de dispositivos? Se hace necesario encontrar una solución de climatización y antirreflectiva que no evite una vista nítida al pasajero. Así se mejoraría la experiencia del pasajero, pudiéndole meter en el cuerpo el gusanillo AVGeek y, además, permitiéndole hacer unas buenas fotos p´al Instagram.
Esto es lo máximo que pude fotografiar del avión. No vale p´al Instagram
El A380 de Air France. PVG-CDG
La disposición de la cabina Business del A380 es de 2-2-2, seis asientos por fila en los que es de vital importancia situarse en los pasillos, ya que, si por algún casual te sientas en ventanilla, no podrás levantarte durante el vuelo sin molestar al pasajero de al lado, que seguramente se encuentre durmiendo.
Disposición 2-2-2 del Upper Deck del A380 de Air France
Tras embarcar, llego a mi asiento 71F y así de primeras ya me agasajan con una almohada realmente cómoda, una manta la mar de amorosa, unos calcetines largos, una percha para colgar la americana que no llevaba y un neceser de baño con algunos productos dentro.
Como un niño el día de los Reyes Magos
Neceser de regalo en la clase Business de Air France. No muy sorprendente, de plasticucho.
El asiento Business del A380 de Air France es correcto, con bastante espacio para moverse y poner las piernas, si bien se echa de menos un poco más de privacidad en el mismo, que se podría ganar gracias a orientarlo de otra manera. De buenas a primeras no parece gran cosa si lo comparamos, por ejemplo, con el que ofrecen otras compañías como Qatar, Cathay o incluso American, si bien es cierto que una vez que se pruebas gana bastante.
El espacio para las piernas es realmente amplio y permite a una persona de algo más de 1,80m como yo estirar totalmente las piernas. El asiento cuenta con multitud de funciones y movimientos (incluida función de masaje), permitiendo poner el asiento en posición prácticamente de 180º. El espacio disponible es tal que hasta me podía tumbar lateralmente sin problemas, haciendo que, a mi juicio, y a pesar de una apariencia quizás no tan Business, el asiento fuera sin duda alguna de lo mejorcito que ofrecía la clase Business de Air France en su A380.
El asiento permitía estirar completamente los jamones. Si El Avionista va en chándal en Business… ¡¡YO VOY EN SHORTS!!
Antes de despegar, y como es habitual, la tripulación ofrece una bebida a elegir, así que me tomo otra copita de vino blanco como prolegómeno de un vuelo la mar de placentero.
Tras despegar, llegaba el momento de toquetear el IFE. Pantalla ni pequeña ni grande, con una amplia variedad de entretenimiento correcta, con multitud de discos de música y una buena selección de películas. Eso sí, no esperes doblaje o subtítulos en castellano de ninguna de ellas, ya que todo estaba doblado o subtitulado en latino. Para mí esto no supone ningún problema, pero es algo que es necesario puntualizar.
Si bien el sistema IFE es correcto y cumple con su función, no hay que olvidar que ya se acerca a los diez años de antigüedad, y eso se nota en algunos aspectos como que al sistema en ocasiones le costaba responder o entrar en las opciones seleccionadas. Comparándolo con otros que he podido probar, el que ofrece Level en sus A330 me pareció ligeramente mejor y más actualizado.
Pantalla IFE del A380 de Air France. Sistema IFE bastante completo. Me vi “Faces, Places” en francés y “The Greatest Showman” en latino.
Me estaba quedando ya sopa cuando pasa la tripulación a mi lado para preguntarme por mi elección para cenar. El menú que ofrecían en el vuelo para la cena y el desayuno es el siguiente:
Menú para el vuelo #AF0111 entre PVG y CDG. Tó muy rico y de muy buena calidad
De plato caliente elijo el pollo gong-bao y espero a que me sirvan la cena.
Otro punto a favor de la clase Business del A380 de Air France es la comida. Todo -y cuando digo todo me refiero a todo- estaba riquísimo y en unas cantidades más que suficientes (a mí, que soy de buen comer, me costó acabarme todos los platos). Es en estos aspectos en los que uno tiene esa sensación de exclusividad y se da cuenta de que, al menos por la comida, la clase Business de Air France vale su precio.
Goose foie gras, sweet-and-sour shrimp, minced baby vegetables and pumpkin aspic. Ahí es ná.
Tras una suculenta cena, tocaba sobar, que ya era hora, pero no sin antes curiosear también los baños de la clase Business del A380 y comprobar decepcionado que, en esta ocasión, eran totalmente iguales que los de la clase Turista. Ni una moldura, ni una cestita con colonia, ni un espejito que te dijera lo guapo que vas. Ná.
Intenté ponerme una película del IFE, pero estaba tan cansado y el asiento era tan tan tan cómodo que, cuando me quise despertar, ya habían transcurrido más de 7h y quedaban escasamente dos para aterrizar. Un lujo poder dormir 7h en un avión, de verdad.
Como quedaba poco para aterrizar, sirven el desayuno. Y toca reiterarse con la calidad de la comida en la Business de Air France. Un desayuno rico y suculento que, junto a haber podido dormir una cantidad indecente de horas para un avión, me sirve para recargar las pilas y estar como un tiro a pesar de ser las 06:00 de la mañana.
Poco tiempo después de finalizar el desayuno aterrizamos sin novedad en Charles de Gaulle.
Durante todo el vuelo la tripulación estuvo simpática y atenta a nuestras necesidades, incluso manteniendo una charla en español con mi compañero sobre la calidad del vino que servían. Por lo que, con mi acento de la Bretaña profunda, toca decir: chapeau por ellos.
Escala CDG-MAD
Una vez aterrizados en Charles de Gaulle, tocaba una escala bastante rápida de 1h y 15 minutos hasta la salida del siguiente vuelo. Lo suficientemente rápida como para, si uno no está vivo y despierto, perderla.
Charles de Gaulle puede parecer un aeropuerto caótico, pero todo está plenamente medido y estudiado. Un people mover nos mueve de una terminal a otra, llegando incluso con tiempo suficiente como para tomar un café rápido en el lounge de Air France de la terminal 2F.
Son las 06:30 de la mañana y la sala está atestada de gente que va a coger una de las numerosas conexiones europeas que tiene Air France desde la 2F entre las 07:00 y las 08:00. El acceso a la misma es un poco desordenado, pero da el tiempo suficiente como para tomar un café y encapricharme de una maqueta del A380 de Air France para recordar esta maravillosa experiencia de mi primera vez en clase Business en el A380. No aceptan cash para pagarla. Bueno, venga, pues con tarjeta. Tampoco tienen una bolsa de plástico en la que poder meter la caja de la maqueta. Esto ya me mosquea un pelín más.
Esta maqueta del A380 me miraba poniendo ojitos y diciéndome: “Cómprame, cómprame, cómprame…”
Salgo del lounge con la sensación, quizás por la gran cantidad de gente que había, quizás por la tardanza de la gente que la atendía en conseguirme la maqueta, de no haber tenido una experiencia realmente VIP, teniéndome que tomar el café sin mucho espacio para sentarme y con la caja de la maqueta de la mano.
A Madrid nos lleva un A319 de Air France con un factor de ocupación realmente bajo. No sé si es por la fecha del año que es, pero es un Martes laborable y de las 142 plazas de la aeronave, no estaban ocupadas más de 50. Desconozco si esto es un hecho puntual o si es la tónica general de alguna de las frecuencias. En caso de ser así, no me extraña que para la próxima temporada Air France haya decidido dejar de operar estos vuelos para cedérselos a Joon, su filial de bajo coste, en un movimiento por intentar revitalizar una ruta con competencia directa de IAG a través de Iberia y Vueling.
Durante el vuelo en A319 sirven un ligero desayuno. La tripulante se extraña de que lo rechace, pero de verdad, tras el espléndido desayuno en el A380 y algo que pude picotear en el lounge de CDG, no me entraba absolutamente nada.
Y esto es todo, amigos. Tras dos placenteras horas de vuelo, aterrizamos en Madrid-Barajas sin mayor novedad.
Conclusión
Muy buena impresión de la clase Business del A380 de Air France. El poder dormir 7h del tirón en un avión y que al aterrizar te encuentres como nuevo es algo que te recuerda eso de qué bien se vuela en Business. El asiento y su disposición hacen que te puedan poner prácticamente 180º horizontal sin problema, y que incluso puedas dormir de lado. La comida servida durante el trayecto muy sabrosa y con las cantidades idóneas para no dejarte con hambre. Y el poder ducharte en un aeropuerto antes de tomar un vuelo de 10h es algo que te da esa sensación de exclusividad que pagas y que, aparte, se agradece.
Como principal punto de mejora, la conexión Wifi del lounge de PVG. Muy mala para el servicio que intenta ofrecer. También se agradecería que el IFE contara con algunos títulos doblados o al menos subtitulados a español no latino (weeey), y una mayor intimidad en el habitáculo del asiento. Pero sabiamente me diréis: “Amigo, para eso ya existe La Premiére”
Notas finales:
Por fin he encontrado un hueco para hacer esta review a la que tantas ganas le tenía: qué tal anda Cathay Pacific en su clase Business. Y digo que le tenía ganas porque Cathay siempre ha tenido fama de ser una aerolínea Cinco Estrellas, incluso antes de que llegara esta locura de Emirates, Qatar y Etihad. En cuanto llegó a Madrid el año pasado tenía claro que el siguiente vuelo a Asia intentaría volar con Cathay fuese en clase turista o ejecutiva, pero había que añadir la muesca de Cathay al currículo viajero.
Bien, pues justo a finales del año pasado tuve que ir a Hong Kong unos cuantos días. «¿A Jon Con? Rili?» dije yo abriendo los ojos de par en par y relamiéndome en mis adentros… pues habrá que volar en Cathay ¿no?.
Disclaimer: nope, nadie en Hong Kong movió un dedo para pagar mis billetes… (eh! si eres en pez gordo de Cathay en España y Portugal me brindo a volar con vosotros y hacer un reporte cuando queráis ¿eh?. Eso sí, yo lo casco todo, ¡¡lo bueno y lo no tan bueno!!)
Disclaimer 2: ya sabéis que mis fotos están hechas con una cámara de móvil cutre salchichera, así que no me lo tengan muy en cuenta.
Partimos de Madrid donde nos espera el flamante 777-300ER de Cathay Pacific en la puerta S25. Si la presencia de un 777 es siempre bienvenida por su elegancia, con los colores de Cathay todavía queda más bonito:
Listos para embarcar por la S25
El precioso 777-300ER de Cathay Pacific esperando el embarque
Poco que comentaros en el embarque, al fin y al cabo no quiero que el post dure mil fotos, así que al grano: ¿cómo diablos luce la clase business de la Cathay Pacific? 1+2+1, con los asientos laterales inclinados hacia la ventana. Básicamente igual que la que vimos en los 777 de American Airlines, con los Zodiac Cirrus. Voila!
Así luce la cabina ejecutiva de Cathay en sus 777
La butaca ya la conocéis de American pero vamos a ver cómo la presentaban los hongkoneses:
El asiento era el Zodiac Cirrus que también tiene American Airlines, por lo que no sorprende para un pasajero que ya haya volado antes.
La pantalla sale del lateral del asiento pudiéndose replegar a la hora de dormir.
Cosas buenas de este asiento: que permite replegar la pantalla cuando quieras echarte, permitiendo más espacio vertical para las piernas cuando quieras echarte una cabezadita. Esto permite también más espacio lateral en el asiento, así que es todo un acierto en el diseño.
Cosas malas: las que ya os dije en el vuelo de American… al estar inclinado no tienes pleno, o mejor dicho, fácil acceso a la ventana cuando despegas y aterrizas, así que para los que os gusten frikear en estas fases del vuelo perderéis algún que otro detalle. Ah y otra cosa que se me pasó en el de American: a la hora de cargar el móvil, si utilizas un cargador que sobresalga mucho te toparás con el codo varias veces debido a la ubicación lateral del enchufe.
Ubicación lateral de todos los conectores: puede ser un rollo si utilizas un cargador que sobresalga mucho… se topará con su brazo varias veces.
Cosas que presenta de diferente manera Cathay y American: mientras que los primeros tiran por las molduras y las coberturas de tela, los yankis tiran más por el cuero. A mi el toque de Cathay me gustó bastante:
Ejemplo de cómo forraba Cathay el habitáculo donde tiene los cascos
Forrado en tela del asiento de Cathay.
Yendo a detalles más concretos: el espacio para las piernas que permite el asiento de Cathay, al contrario de lo que sucede con el de Qatar o con el de Iberia… es masivo:
Así luce el asiento una vez plegamos la pantalla hacia adentro.
Bueno, pues despegamos sin contratiempos y con una puntualidad extrema. Digamos hasta pronto a Madrid:
Las Cuatro Torres de Madrid al fondo
¿Qué es lo primero que me llama la atención? Lo que tarda en comenzar una película en el sistema de entretenimiento. Ya sabéis que non son pocas las aerolíneas en las que te bombardean con publicidad antes de comenzar la película… pero lo de Cathay es de mear y no echar gota: 6 minutos y 20 segundos. Como lo oís. Cronometrado. Varios spots, alguno de ellos en cantonés por lo que no te enteras de nada hasta que comienza la película. Lo bueno es que puedes tirar hacia adelante sin problemas hasta que comienza la película porque si no la espera es infame.
CX Studio, el sistema de entretenimiento de Cathay
Otro detalle curioso: el sistema de entretenimiento no está en español. Yo no tengo problema alguno, cierto, pero lo más problemático es que, al menos en mi vuelo, no había ni una sola película en castellano. Te tocará verlas en inglés subtitulado, cantonés subtitulado o lo que sea subtitulado. No sé a vosotros, pero si me voy a tirar 12 horas metido ahí dentro volando desde Madrid, me gustaría que al menos pusiesen alguna película aunque fuese en audio latino.
¿Cómo luce el amenity kit? (el neceser, vamos…)
Neceser de Cathay en business class. Varios productos de Jurlique
En este caso el neceser de Cathay va cargadito de productos Jurlique, una marca premium australiana de productos de belleza. No está nada mal el detalle de la crema de dientes Colgate y del mini enjuague bucal. El neceser como tal es de tela y es diseñado por Seventy Eight Percent, al parecer una marca de bolsos de Singapur de la cual no tenía ni idea. Por cierto, no está al nivel del de Cole Hann de American, el que para un servidor sigue siendo el mejor neceser que he recibido.
El neceser de Seventy Eight Percent de Cathay… lleno de productos de Jurlique
Era hora de que repartieran la carta del papeo… que como veréis fue algo bastante raruno. Esta es la carta que ofreció Cathay en el vuelo:
El resultado de la elección lo tenéis a continuación. Entrantes:
King crab and avocado timbale on gazpacho jelly
Antes de ver el plato principal un detalle curioso. Al contrario de lo que normalmente se hace en otras aerolíneas donde tu pides de antemano lo que quieres y te lo traen cuando has terminado el entrante, en Cathay lo que hace es pasar con un carrito lleno platos principales. Es decir, que ves lo que hay en el carrito y eliges en consecuencia, un detallazo para saber qué diablos vas a comer y que te entre por los ojos:
La tripulación paseando el carrito lleno de platos principales para pedir elecciones.
La elección fue sencilla:
Spring lamb chop, roasted eggplant, red pepper confit and potato terrine and black pepper jus
Y el postre antes de echarse una cabezadita:
Un poquito de queso con uva. Muy posh todo.
Un champagne jelly with strawberry and white chocolate para terminar
El baño en el avión no estaba tan bien decorado y lleno de moldura como los de Qatar sino en la línea de sencillez y normalidad de Iberia o American Airlines. Eso sí, al menos tenía productos Jurlique para su uso.
Jurlique para todos!
Y poco más caballeros, uno que se hincó entre pecho y espalda la película de Warcraft (enterita sin vomitar durante su visionado ojo…) y se puso a dormir:
Todo el mundo a dormir, poco después apagarían las luces de cabina.
Poco más os voy a poder contar puesto que la noche anterior dormí poco y, ya que el vuelo llegaba a las 7 de la mañana a Hong Kong, aproveché para dormir durante varias horas en el cómodo asiento de Cathay. Así que ya para terminar, veamos el opíparo desayuno de Cathay hora y media antes de aterrizar. Un smoked gouda omelette, pork sausage, sauteed spinach y potato cake and cherry tomato.
Llegó la hora de aterrizar ante una preciosa vista del amanecer asiático. Llegó la hora de pisar uno de los aeropuertos a los que le tenía muchas ganas. En las próximas semanas veremos alguna review de las salas business que son un auténtico espectáculo.
Bonito amanecer dentro de la cabina del 777 de Cathay
Llegando al aeropuerto internacional de Hong Kong (HKG)
Notas finales:
Muy buena experiencia con la business de Cathay aunque para serles sinceros, esperaba más. Más de una aerolínea que siempre he visto con 5 estrellas SkyTrax (si alguna vez tuvo verdadero peso ese ranking). Antes de de volar con ellos imaginaba un servicio no tan excesivo como el de Qatar pero casi: con asientos llenos de molduras, con menús rimbombantes y con pijamas en clase business. Encontré un trato impecable por parte de toda la tripulación, una puntualidad pasmosa y un asiento muy cómodo pero que ya conocía. Le penaliza eso sí el no tener un IFE con una sola película en español (desconozco si a estas alturas lo han modificado, el vuelo fue en invierno). ¿Recomendaría Cathay? Con los ojos cerrados… pero no esperéis los lujos excesivos de las aerolíneas del medio oriente aunque, quizá la pregunta sea: ¿acaso es necesario dar tanto como Qatar para dar un buen servicio?
Lo prometido es deuda. Hace una semana os hablábamos de la case business de Fiji Airways en sus Boeing 737… ahora, como no todo en este mundo es champagne y rosas, vamos a cascar un poco de la clase turista de Fiji pero esta vez en sus nuevos A330s. Tenía ganas de probar cómo se las gastaban las aerolíneas en los Mares del Sur en clase turista puesto que es su principal fuente de ingresos.
Disclaimer: de nuevo, Fiji Airways no pagó un un chelín por los vuelos realizados por un servidor.
Nuestra historia comienza en el viejo-nuevo aeropuerto de Nadi. Y digo «viejo-nuevo» porque el aeropuerto está ahora mismo en plena ampliación. No solo están modernizando el lado tierra sino que lo están expandiendo considerablemente para albergar más turistas.
Terminal vieja de Nadi…
Y terminal nueva de Nadi, un paso adelante en luminosidad y comodidad.
Nadi (Fiji en general) es uno de esos destinos deliciosos por el tipo de aerolíneas que se encuentra uno: si Fiji Airways ya nos puede resultar a casi todos como algo exótico, solo echarle un vistazo a sus destinos y las aerolíneas que los sirven hace que todavía se nos caiga más la baba…
Destinos y aerolíneas de Nadi… una lujuria aerotrastornada.
Como la terminal era bastante recogidita (con un duty free enorme pero poco interesante en sus precios) ni siquiera me acordé de echar foto alguna, peeeero: volvemos a los mismo: la galería que da acceso a los aviones es simplemente gloriosa, tienes todas las máquinas a un palmo. He aquí el A330 de Fiji:
El A330 de Fiji Airways que nos llevaría de vuelta a casa.
El único tramo final se realiza en finger… pero el resto a través de una galería al aire libre.
And ladies and gentlemen, aquí tienen la cabina turista de Fiji… nada que no hayan visto ya en cualquier otro operador de este modelo:
Cabina turista del A330 de Fiji
Vamos a algo más tangible como son las butacas de turista. En este caso teníamos una butaca bastante resultona… con conexión USBs para que cargues el móvil durante el vuelo, un detalle bastante interesante que en aerolíneas más importantes todavía no han implementado en su clase turista y que hoy en días es básico.
También había conexión de 110V para cargar cualquier aparato, algo que hoy en día no es muy común en Europa.
Detalle de conexión USB para cargar los aparatos durante el vuelo. Un detalle de Fiji que en otras aerolíneas no se encuentra todavía.
El único «pero» sería que Fiji tiene, o da la sensación más bien, de poseer un sistema de entretenimiento algo anticuado. Daba la impresión de que fuese de una generación anterior, no es problema, pero choca bastante al ser aviones prácticamente nuevos (será tema de presupuesto y el precio por el que han negociado con Airbus esas aeronaves). En comparación con otras aerolíneas como Iberia por ejemplo, es un sistema de entretenimiento bastante más anticuado pero una interfaz bastante buena:
Mini-pantalla en el asiento turista de Fiji… en comparación con lo último que se está instalando ahora, queda un poco anticuado.
Interfaz principal del IFE de Fiji
Control del IFE de Fiji Airways
Como veis la pantalla no era de un tamaño generoso… ¿Me importa mucho? a mi no, mientras tenga buenas películas y buena música el tamaño de la pantalla no es un pero importante. Y ¿va bien servida Fiji de películas? Sin problemas: estrenos, alguna de Disney, algún clásico chino para contentar a clientes de ese país e incluso alguna de bollywood. Obviamente no esperéis encontrar nada en español, el sistema está pensado para contentar al tipo de cliente que visita Fiji (Australia, Nueva Zelanda, EEUU, China, Singapur e India): todo en inglés/chino/hindi, pero casi todas las inglesas tenían subtítulos en varios idiomas para que la gente se apañe.
Mapa de los alrededores de Fiji… cuanto paraíso por visitar!!
Un A332 de Fiji estaba embarcando a nuestro lado con destino a Los Ángeles.
Poco después de despegar comenzó el servicio de catering. Tenía ganas de ver qué daban en clase turista puesto que no quedé muy impresionado del servicio en business. Y la verdad es que no estaba nada mal. El menú se trataba de lo que veis más abajo: un poco de pollo al curry con noodles de arroz, una ensalada de arroz que no estaba muy rica, un par de galletas de coco y lo mejor de todo, el yogur!
Comida de turista en el vuelo nocturno de Fiji Airways
Sobrevolando de noche el Pacífico. Lástima de una cámara decente porque abajo se veían muchas y preciosas islas.
Dos cosas que me deleitaron de Fiji: primero la selección de música de Fiji. Tiene tropecientos discos de cualquier estilo que te venga a la cabeza. Desde country, pop, rap, música fiyiana… una pasada. Me dio por ponerme el último disco de Wilco para relajarme y echarme una cabezadita en esta mullidita amohada… que es la segunda cosa que me encantó de los fiyianos: una almohada ENORME Y MULLIDA. Una pasada, rellena de no se qué diablos pero que no era espuma baratucha… no se hundía de forma infame cuando reposas la cabeza como pasa en otros lados.
La colorida almohada de Fiji… MUY MUY MUY CÓMODA
Y finalmente el detalle que, siendo clase turista, me encantó: un «amenty kit«. Cutre, sí, pero es un amenity kit… más que lo que suelen dar las aerolíneas europeas o americanas en el largo radio. Si alguien no llevaba su cepillo de dientes en el equipaje de mano no tenía excusas:
Fiji Airways te da un cepilo y pasta de dientes en turista. Hurra!!
Cabina Turista del A330 de Fiji.
Llegado el desayuno tras casi 9 horas en el aire, volveríamos a encontrarnos a un viejo conocido del vuelo de ida: ¡¡¡la salchicha con tortilla y ketchup!!! Lo mismo que tuvimos en business a la ida… esto confirmaba mis sospechas de que el servicio de business en sus 737 tan solo se diferencia con el turista en la butaca.
Las salchichas que ya probamos a a ida… nada que reseñar.
Y poco más que remarcar. En unas 10 horas estábamos en Singapur dispuestos a visitar una de las urbes más modernas del planeta. Las sensaciones de volar en Fiji fueron encontradas: parece que obtienes más por el servicio de turista que por el servicio de business. Cierto es que en business no volé en el A330 sino en el 737 por lo que no puedo opinar de la business «pata negra«, pero el catering o el entretenimiento a bordo de sus 737s no es para tirar cohetes. ¿Merece la pena el business si vas a volar en el 737? Yo no lo pagaría a no ser que encuentres una buena oferta. ¿Merece la pena volar con el turista de Fiji Airways? Sí, bastante más económico que el de Qatar o Virgin Australia y tanto el IFE como el catering dan el apaño sin problemas para tirarte 10 horas metido en esa preciosidad.
Y sobre todo: si tienen la oportunidad, no dejen de visitar Fiji.
Estos días estoy recuperando fotos de vuelos de los que todavía no he hecho algún Trip Report y entre alguna que otra, he dado con las fotos del viaje en Business que realicé en Agosto desde Sydney a Nadi con Fiji Airways. Como un servidor sabe que esto de los trip reports os gusta (así lo dicen las estadísticas de visitas por lo menos), vamos a ver qué se cuece en los Boeing 737 de la compañía, más aún cuando es una aerolínea que no opera por estas latitudes y es más que difícil ver
La entrada la completamos mañana con el vuelo de vuelta a Singapur en uno de los nuevos A330-200 de la compañía y en clase turista, así tendremos una visión global de las dos clases que ofrecen los fiyianos (y porque la oferta de Fiji era solo para los billetes de ida desde Australia… por sólo 50€ más al cambio podías volar en clase superior!).
Ah! Se me olvidaba comentar de que esta será una reseña express, más corta de lo normal, debido a dos razones: la primera que apenas tenía espacio en la tarjeta de mi móvil cutresalchicero. La segunda porque llegué corriendo al avión (casi lo pierdo por empanarme en la sala Business) y apenas entré en el avión y no pude hacer fotos a las butacas como Dios manda…
Aviso a navegantes: Fiji Airways NO pagó los billetes de un servidor.
El trip report de hoy comienza en Sydney (ciudad tan cara como bonita), a la que el azar me había llevado tras hacerme con un billete a precio de saldo desde Pisa a Adelaida. Como Fiji Airways quería promocionar su nueva clase business, la compañía puso unos precios más que interesantes para volar desde Australia para escapar del frío al país insular, algo que, ya que estábamos «de paseo» en las antípodas, aprovechamos para visitar uno de los paraísos insulares más famosos del planeta.
Y como os digo, nuestro viaje comienza en Sydney y su aeropuerto Kingsford Smith. Ya lo conocía de haber volado con Tiger Australia días antes, pero no había podido disfrutar de la sala Business de uno de los aeropuertos más icónicos de la compañía… era el momento de hacerlo.
El check-in fue realmente rápido debido a que volábamos en business y además con una grata sorpresa que en otros aeropuertos como Hong Kong no he encontrado: el Fast Track.
Comienza el viaje en el Checkin
El fast track que dan con Fiji Business Class.
Una vez hecho el check-in, directo a la sala Business para echar un cafelito. Debo admitir que la sala Business de Qantas me decepcionó bastante: pensaba que iba a estar a la altura de las leyendas de un aeropuerto como SYD, pero tampoco era para tirar cohetes.
Acceso al Business Lounge de Qantas en SYD
La sala Business no era cosa del otro mundo, pero daba el apaño
Había también una barra de bar… pero no se por qué diablos ha desaparecido de la tarjeta de mi móvil! Sorry fellas!!
En cuanto a comida y bebida tampoco había cosas muy elaboradas, aunque quizá se debiese a que eran las 6 de la mañana (en la sala Business de Iberia de la T4S tampoco comienzan a servir tortillica de patata hasta bien entrada la mañana). Lo único que le daba un toque más de señorío era una barra en la que te servían cosas ricas… pero que también a estas horas de la mañana estaba completamente vacía.
La barra con sus cubiertos y bien pincha… completamente vacía a las 06AM.
Bueno, y tras regar mi cuerpo con media docena de cafés, era tiempo de ir al 737 con el que Fiji Airways cubría la ruta. Fue una lástima llegar con el tiempo justo al avión puesto que no pude echar ninguna foto al avión antes de acceder al finger, así que las imágenes del avión las veremos a la llegada a Nadi.
Como os he dicho, esta iba a ser una reseña express, así que vamos al grano con los asientos. Nada más entrar (a lo Usain Bolt Style) nos agasajaron con un zumo de naranja y una botellita de agua mineral Fiji, una de las más caras y exclusivas del mundo y la cual supo en mi paladar… a agua.
Agua mineral Fiji. Llamadme loco pero creo que sabía a… agua.
No pude hacer ninguna foto general del avión (al menos sin que nadie se sintiese molesto al ser capturado por mi móvil), así que simplemente os diré que tiene una configuración 2-2 con unos asientos bastante amplios.
Esa pequeña almohadita no sabéis lo cómoda que fue para mis maltrechas cervicales
La bandejita escodida en el lateral del asiento.
Desconozco el uso de este controlador en el lateral del asiento… puesto que el mismo no tenía IFE alguno!!
Una de las cosas buenas que tiene eso de volar en aeropuertos internacionales es encontrarte con joyas en sus plataformas. Este no era tan espectacular como Hong Kong, JFK o DOH, pero justo a la hora de salir encontramos con alguna que otra preciosidad de Etihad, Singapore, Emirates, Korean o la propia Qantas.
Vista aérea del Kingsford Smith con un 777s de Etihad, Korean y JAL, un 787 de JetStar, A380s de Emirates y Singapore… un lujo
El asiento no dejaba de ser el típico de un avión de pasillo único (debo decir que solo en Qatar en sus A320s he visto algo más allá de un mero asiento mullido), por lo que no diremos mucho más de ello. ¿Lo malo del asiento? No tenía IFE integrado. ¿Lo bueno del asiento? Al no tener IFE, los buenos de Fiji Airways te dan un iPad con el sistema de entretenimiento de la compañía completamente integrado.
IFE de Fiji Airways: un iPad
¿Mi opinión al respecto? No es lo mismo. A pesar de la buena calidad que ofrece el iPad comparado con las pantallas de ciertos sistemas de entretenimiento (sobre todo los más antiguos), no te ofrece la misma comodidad que tener tu pantalla fija delante de los morros. No es por nada, pero a mi eso de poner el iPad apoyado en la bandeja del asiento no me acaba de convencer. Eso sí, la calidad de imagen del iPad, unido a unos buenos cascos con cancelación de ruido, hacen que puedas ver una peli sin problema alguno.
Una de las cosas que me sorprendió gratamente y más tratándose de un avión de pasillo único (compañías como Cathay Dragon o American apenas tienen en cuenta estos detalles en este tipo de avión) es la personalización de los jabones del baño.
Jabón y crema de manos de la compañía «Pure Fiji»… que proliferaba en todo Fiji.
Cuando haces vuelos de larga distancia con aviones de fuselaje ancho es normal ver jabones, cremas o pastas de dientes de marcas premium (quitando a Iberia… ejem), pero ver algo así en Fiji Airways es un detallito que, aunque realmente es una chorrada, le dan un poquito más de valor a tu experiencia business.
Hablemos del papeo. ¿Qué es lo que ofrece Fiji Airways en su menú bussines? ¿Algo de leche de coco? ¿Un rico pescadito fresco de las aguas del Pacífico? ¿O quizá algo de kava para calmar los nervios? Pues no troncoleguis, nada más y nada menos que esto:
Contundencia oceánica para llenar el buche.
Lo que viene siendo un sandwich de pan bimbo para que te pongas dentro mantequilla y mermelada, un zumo de naranja, un yogur natural y en el plato una tortilla francesa con champiñones, una salchicha, papas fritas y todo aderezado con un chorro de ketchup… ¿Alguien da más? Creo que podrías desayunar más sano en la churrería de la esquina de tu barrio. Sin duda alguna el desayuno más flojo que he tenido en un avión volando en business class. Y no, no hace falta que me des champán francés para desayunar (como hacen otras aerolíneas) pero hijo mío… ¿de verdad hace falta darme un plato combinado para desayunar? Tengo curiosidad por saber qué dieron de desayunar en clase turista: ¿una bolsa de Pandilla Drakis?
Las vistas del avión fueron espectaculares… aunque no he podido colgar las que saqué sobrevolando Nueva Caledonia porque parecían una psicografía propia de la revista «Más Allá«
Y poco más por aquí damas y caballeros, al llegar a Nadi nos topamos de frente con dos de los 4 A330 que ha comprado Fiji en el último año para volar a Singapur, Hawaii y Australia y de los que os haremos una reseña en nada y menos (en turista eso sí, que la cosa está muy malita).
Un par de A300 recién comprados por Fiji Airways nos esperaban a la llegada a Nadi.
Ah! y me olvidaba de la vista final del Boeing 737-800 de Fiji Airways: al ser el aeropuerto de Nadi algo más rudimentario puedes tener una vista de los aviones que casi los puedes tocar (accedes a las aeronaves a través de una galería al aire libre de la que salen los fingers), algo que no había visto nunca y que te permiten estar pegado al avión:
Vista del Boeing 737-800 con el que llegamos al paraíso fiyiano.
Como comentario final diré que sé que la experiencia business en el A330 de la compañía difiere mucho de la que ofrece en el Boeing 737-800. En este último sería equiparable a la que ofrece cualquier compañía europea en un vuelo intraeuropeo con la única salvedad de que en Fiji Airways todavía conservan las dos butacas mullidas y no las tres butacas prácticamente iguales que las de turista como British, Iberia, KLM, Air France o Lufthansa. En cuanto al IFE no integrado se perdona sin problemas: al fin y al cabo ya lo hacen otras compañías como la «all business» La Compagnie o aerolíneas low cost como Iberia Express con su servicio Immfly, así que no es un problema sino que a un servidor le apatece más disfrutar de los contenidos en una buena pantalla integrada. ¿Por qué no lo tenemos aquí? Porque cambiar los interiores de un avión cuesta uno no, sino los dos ojos de la cara. ¿Recomendaría volar en Business con Fiji en sus 737? Mi respuesta es no. Sólo si encuentras una promoción buena, de lo contrario el servicio que ofrece a bordo no merece la pena gastar más dinero que por volar en turista (ojo, repito que eso es en los 737, no en los A330).
La sensación final fue como volar en la «clase business» de una lowcost como Vueling: ¿merece la pena la diferencia de precio por tener un catering en un vuelo de 4 horas? Cada uno con su dinero que lo gaste como mejor le parezca.
No tenía pensada otra review sobre vuelos en Business durante lo que queda de año pero, cosas del destino, si todo va bien además de la entrada de hoy podremos ver otra en diciembre. Bueno, pues después de haber probado la Business de Iberia y la de Qatar (un par de veces), le toca el turno a otra de las grandes: American Airlines. Una serie de carambolas hicieron que volase de Míami (aeropuerto que no conocía) a Heathrow. Bienvenidos al Boeing 777 de American Airlines:
Larga vida al Boeing 777
Disclaimer: again, American NO pagó mis billetes ni intervino en ningún momento.
Para empezar: no puedo decir nada de la Admirals Club (las salas Business de American) de MIA porque llegué a mi vuelo con muy poca antelación, así que desgraciadamente no pude hacer ninguna foto a la sala (aunque si entré para hacerme con un poco de agua y algo que comer antes de embarcar).
Dicho lo cual. He de decir que el servicio de American me ha sorprendido muy gratamente. Tras leer (sobre todo) críticas bastante regulares de blogs americanos sobre sus grandes aerolíneas, pensaba que me encontraría con un servicio muy por debajo de lo que ofrecen las grandes aerolíneas árabes y, aún siendo inferior, debo admitir que es muy bueno.
Para empezar el embarque: una puerta espaciosa y unas pantallas en las que se muestra algo que en Europa sólo he visto en Frankfurt: el listado de todos los pasajeros en stand by y todos los que han pedido un upgrade a una categoría superior. Esta sencilla indicación quizá para viajeros europeos no es muy útil, pero para Estados Unidos donde hay auténticos másters de los puntos (hay numerosos blogs que viven de mostrar cómo volar con puntos) nos da la idea de cómo va el vuelo y si tenemos alguna esperanza de que nos puedan subir a Business. A más puntos de viajero frecuente, más posibilidades de un upgrade. Peeero: no pude hacer ninguna foto porque como ya os dije antes, llegué con el tiempo más que justo así que fue llegar y entrar del tirón al avión.
Otra curiosidad que no había visto en otros aeropuertos americanos como JFK o Chicago: si compras en el duty free no te entregan tu compra al instante sino que te la dan justo en la puerta del avión (literal, en la puerta del avión y no en la puerta de embarque). La razón la desconozco pero no pude hacer hueco a mi botella de Jack Daniels Honey hasta que no estuve dentro del 777-300ER.
Pero dejemos los preámbulos y vayamos al grano (ya os he dicho que sería una revisión exprés, no os quiero cargar).
Esto es lo que te encuentras nada más pasar a la cabina de Business:
Cabina de Business del 777-300ER de American Airlines
Como podéis ver la disposición en el avión es de 2-3-2, con esos asientos laterales angulados hacia el fuselaje. A mi personalmente me gusta esta disposición pero tiene una pega: en aras de ganar privacidad en tu asiento pierdes acceso a la ventanilla. Quiero decir que ya no puedes asomarte por ella al despegue y aterrizaje puesto que te queda separada tu asiento, así que al estar con el cinturón abrochado pierdes gran parte de lo bonito de mirar hacia abajo durante estas fases de vuelo y reconocer sitios y ver como te alejas del suelo.
¿Qué ventajas ofrece esta inclinación? Pues que American Airlines ha conseguido el asiento Business más espacioso que las posaderas de un servidor hayan conocido. Incluso más que en el de Iberia y por supuesto: mucho más que los asientos sarcófago de Qatar.
El asiento de American Airlines en Business del 777-300ER
En cuanto te sientas notas que puedes rempanchingarte en el asiento y no vas a tener problemas de espacio.
Mando del asiento… no tan completo como los asientos de Qatar pero se tumban 180º que es lo que importa.
El servicio como siempre atento pasó a servirnos agua o zumo o champagne (sigo sin entender cómo es posible que la gente se trinque un champagne antes de montar al avión, será que se sentirán más glamurosos…) y de ahí al butacón.
Kit de Bienvenida de American Airlines
Una cosa que me gustó mucho fue el neceser (el amenity kit que dicen los anglófonos): la calidad del mismo (del contenedor me refiero) merece muy mucho la pena. La marca es Cole Haan, una marca de la que no había oído hablar en mi vida pero que tiene mucho peso al otro lado del charco.
El neceser (amenity kit) de American por Cole Haan (ni flowers de quienes eran, pero está realmente bien)
Neceser de Cole Haan para la clase business de American, calidad fetén!
Dentro el mismo neceser tenemos los forros para los auriculares de Bose, un detalle que los más paranoicos de la limpieza agradecerán (yo ni siquiera los llegué a utilizar). ¿La calidad de los Bose? Excelente: creo que son los mismos que entregan en la clase business de Qatar Airways.
Los cascos Bose (no de Miguel) de American Airlines bien presentadito dentro del cajón del asiento.
Así quedó mi asiento una vez aterrizados en Heathrow.
¿Pero qué sería de unos buenos cascos si la programación que ofrece la compañía en el sistema de entretenimiento es un cuestionable? Bien, American Airlines ofrece el mayor catálogo de películas que un servidor haya visto a bordo… y he visto un montón en los últimos años. No conté cuantas películas había pero rondarían las 100 entre novedades, clásicos, películas europeas y asiáticas y películas infantiles.
Pantallón del IFE en el avión. Es abatible para que pongas la inclinación que quieras.
Otro dato: el catálogo completo de American está doblado a español latino, así que si eres de los tiquismiquis que solo quieres escuchar español castizo lo vas a tener complicado. Mi elección para esa noche fue una película que todavía no se ha estrenado en España: Born to be Blue, con un excelente Ethan Hawke.
Presentación del sistema de entretenimiento de American Airlines: jamás vi tanta película disponible en un avión.
Tras elegir que me despertaran antes de llegar a Londres cuando pasaron a preguntar, acto seguido llegó el menú que sirvieron aquella noche:
Ahí tenéis un «Melón Manchego carpaccio with lime», un «Tamarind ginger filet of beef» rico rico
Lo más curioso fue lo de «Melón Manchego carpaccio«… como lo oyes primo, yo también me quedé pillado:
Ahí tiene el Melón Manchego!
Otro detalle: si eres de los que te gustan los buenos vinos a bordo… American tiene una carta bastante escasa (yo como como y ceno siempre con agua no tengo problema alguno).
Tras poner la cama a 180º toca dormir… y vuelta a lo mismo: la comodidad del asiento de American es superior a otras aerolíneas que yo haya disfrutado. Almohada XXL (muy americano) y espacio para poder dormir con las piernas bien anchas. Una gozada.
Y como os decía antes, cuando llegábamos a Londres nos despertaron a aquellos que se lo habíamos pedido. Ahí me di cuenta de otro detalle del IFE: la televisión en directo, algo que solo había podido probar una vez en un ERJ de Azul en Brasil.
Televisión en vivo. Hora de ver qué se cuece en el mundo.
Por cierto, el desayuno es el que sigue:
Apetitoso desayuno!
Y poco más que añadir. La llegada a Londres fue de lo más placentero volando en la business de American Airlines, aerolínea que tenía muchas ganas de volar.
Disfrutando de las vistas que ofrece el GE-90 en primer plano.
No te ofrecerán el lujo extremo que ofrecen las aerolíneas árabes o asiáticas pero la comodidad de la butaca y el IFE de los americanos está a la altura de los mejores. Bueno, una puntualización respecto al asiento: es cómodo pero la inclinación en diagonal hacia la ventanilla hace que pierdas visión por la ventanilla del 777. En cuanto al menú tampoco es muy boyante para el precio del asiento y destaca la escasa carta de vinos (Iberia tiene una carta mucho más extensa).
Aún así… ¡qué diablos! ¡no siempre un viaja en business y menos en un Triple 7! Fue una experiencia impresionante.
Panorámicas de Londres desde el 777 de American
Volvemos con otro Trip Report de esos que (según indican las visitas) parece que tanto gustan. Esta vez la experiencia se eleva al máximo: volar en el A380 de Qatar en Business. Bienvenidos a la experiencia más cafre que he tenido dentro de un avión.
¡Ah! Y como un amable lector me indicó en un correo, voy a dejarlo bien claro:
NOTA: Qatar no pagó mis billetes ni se puso en contacto con un servidor para hacer esta reseña.
Vuelo QR40. París (CDG) – Doha (DOH). Airbus A380-800. Asiento 6A
Este trip report comienza en Charles de Gaulle, un aeropuerto que no había pisado anteriormente (las dos veces que había estado en París había volado hasta Orly). Poder salir de uno de los aeropuertos más míticos de Europa era un aliciente a este vuelo (que ya de por sí se presentaba bastante apañadete).
Llegando a la Terminal 1 de CDG. Es la terminal vieja, pero es una gozada.
Qatar opera desde la Terminal 1, la primera construida por Paul Andreu con forma de pulpo: una terminal central con siete satélites que hacen de tentáculos a los que se acceden mediante un pasaje subterráneo (luego habrá fotos). Un auténtico espectáculo visual.
Bueno, pues uno que va al check-in (que esta vez, al tratarse del A388 tenía una parte reservada a los de Primera Clase) y de ahí directo a a la sala VIP. Una de las cosas que tenía ganas de probar era el acceso a las plantas superiores de la Terminal 1 de CDG: se hace a través de unos pasillos automáticos que atraviesan la terminal circular como un faquir. Una pasada:
Acceso al pasaje automatizado que te lleva a la planta superior donde está el filtro de seguridad.
Subiendo por las escalareas. La impresión que da este acceso es futurista total… pero fue construido en los años 70!
Vista del resto de accesos a la planta superior: atraviesa la terminal circular de lado a lado y se puede acceder al segundo piso desde diferentes puertas a lo largo de la estructura circular.
Paso el filtro y directo a la sala supuestamente VIP, y digo «supuestamente» porque es la sala Business más cutrecilla que he estado nunca (bueno, ya sabéis que no he estado en muchas… pero es que llama la atención). La sala se llama «Galaxy» y en CDG hace honor a su nombre… porque es un agujero negro en el servicio que ofrece Qatar.
A ver: que esto lo escriba un tipo que ha volado el 80% de sus vuelos en una lowcost tiene guasa. Es cierto, pero cuando has visto las VIP de Iberia en Madrid o la Business de Barcelona te das cuenta de que no estamos tan mal viendo lo que hay por ahí fuera. Muchas veces pecamos de tirarnos piedras sobre nuestro propio tejado. La sala es pequeña y con unas vistas… impresionantes: a un tragaluz con tuberías.
«Subida a los cielos»: la sala VIP está en otra planta.
Et Voilá: la sala VIP que se quedó anclada en los años 70.
La comida tampoco era para tirar cohetes: ni bravas, ni mojana con aceite… todo muy puturrú de fua!
Y que no falte vino y champagne, como buenos franceses!
Bueno, pues ya os digo: fiasco total. Creo que merece más la pena la sala VIP de Madrid, Barcelona, Quito… Pero llegaba el plato fuerte, la hora de embarcar en el A380 por tercera vez (las dos primeras habían sido este pasado verano en el A380 de Lufthansa en turista volando entre FRA-JNB).
Como os he dicho antes, el embarque se hace a través de unos satélites que están conectados a la terminal principal mediante pasillos subterráneos.
Pasamos el embarque rápidamente al volar en clase business y de golpe y porrazo me encuentro con el cachalote:
La entrada… tan brutal en tamaño como el propio avión.
El A380 de Qatar está dividido en tres clases: Primera (8 asientos), que se sitúa en el segundo piso en la parte delantera. Business (48 asientos) que está también en la segunda planta del A380 pero que no completa la planta completa puesto que la parte trasera del avión es de turista. Qatar no tiene Premium Economy, así que son los mismos asientos que hay repartidos a lo largo de la planta inferior que es la Clase Turista (461 asientos). Realmente no sé si Qatar reserva los asientos de Economy de la segunda planta a sus viajeros más frecuentes o cual es la política de asignación de los mismos, pero creerme que merecen la pena puesto que tienen una configuración 2-4-2 y no la 3-4-3 que hay en la planta inferior:
Mapa de Asientos del A380 de Qatar. (Tripadvisor.com)
Buen recibimiento por parte de la tripulación y directito al asiento que ya hay ganas… pero cual es mi sorpresa que es exáctamente el mismo que «calza» en el Boeing 787:
He aquí el asiento Business del A380 de Qatar
Y como no con los mismos «problemas» que tenían en el 787: el estilo «sarcófago» cuando se pone a 180º puede restarte espacio a la hora de estirar los pies. Os pongo un ejemplo claro (esta vez sí que pude hacer fotos):
Este es espacio que queda para poder reposar tus pies
El problema es que cuando estás estirado durmiendo no hay mucho espacio para estirar lateralmente las piernas.
Por lo demás, el asiento y la clase business de Qatar sigue estando dos o tres escalones por encima de Iberia, la única que he probado hasta ahora. Os dejo con algunos detalles del asiento que en mi primer viaje no pude tomar:
Solo faltaba»la prueba del mechero» para comprobar si era cuero güeno güeno
Lo mismo con las inserciones de madera: le da un toque de distinción total.
42,312,412,999 combinaciones posibles en el asiento business de Qatar: sinceramente uno ya se pierde con tantas posibilidades
Tranquilo: no vas a tener ningún problema para conectar tus gadgets en Qatar
Botellita y cascos tope de gama que no falten en el reposabrazos
El menú de nuevo fue increíble (si me leísteis en el Trip Report de Iberia ya sabréis que es una de las grandes diferencias entre IB y QR):
Menú Business Class de Qatar en sus A380
Y el festín sigue…
Y esta la carta de vinos:
Lo que todo esto traducido al mundo real queda de la siguiente manera (WARNING: estas imágenes pueden herir tu sensibilidad si estás en medio de la «Operación Bikini«). En primer lugar el detalle de cómo se sirve una comida con distinción (ya que estoy pagando una pasta por el asiento):
Detalle de cómo se sirve la comida en Qatar: parece un restaurante a 10,000m y no un rancho
Entrantes para abrir boca: unos snacks árabes gloriosos con un hummus GLO-RIO-SO!
Que alguien más curtido en estos menesteres de protocolo me diga para qué sirve este agujero en la servilleta!!
Esto era el «Monkfish with sadayiah rice«… no se bien bien lo que era: pero estaba RIQUÍSIMO
«Un poco» de queso ya que venimos de París
Y para finalizar un atraco a mano armada a mi forma física:
Dulce, dulce y más dulce mientras veo la peli de Jobs
Poco más que decir acerca del sistema de entretenimiento, del servicio de Qatar (tan genial somo siempre) quizá un vistazo al baño de clase business con sus inserciones de madera al estilo 787:
Ya veis que el parecido con el 787 es total: prácticamente el mismo baño
UN BAR EN PLENO VUELO
Quería dejar esto para lo último porque seguramente ha sido una de las experiencias más fascinantes que he vivido como pasajero en un vuelo: el poder disfrutar de un lounge, de un bar en pleno vuelo para los pasajeros. En el segundo piso, cuando termina la clase business encontramos un pequeño bar con su barra circular, con sus asientos y sus lamparas de mesa, con bebidas exclusivas… lo había visto en varias fotos pero creerme que poder levantarte a estirar las piernas, poder tomarte un piscolabis mientras charlas con algún otro pasajero… es una experiencia que hasta ahora no había vivido y que merece la pena.
La zona de descanso del A380 de Qatar: un bar en pleno vuelo
Los detalles de calidad, de lujo de esta zona está por todos los lados:
Los licores a tu entera disposición son de marcas «fetén»: olvídate de pedir tu DYC 8-Cola
Para echarse una cabezadita… ojo que también tienen cinturón: no hay que volver al sitio si hay turbulencias
Hay revistas, frutos secos, carta de cocktails… relax total en pleno vuelo
Y c’est fini! El A380 ya lo conocía de volar con Lufthansa y sigue siendo sin duda alguna el avión más confortable para el pasajero debido a sus mastodónticas dimensiones, pero sin duda el poder acceder al Bar/Lounge en pleno vuelo, el poder estar en una barra a 30,000 pies, es probablemente la experiencia más WTF! que haya vivido en un avión.
A380 de Qatar en Business: un lujo y una experiencia que, para los que nos fascina el volar, es sin duda inolvidable.
Si seguís este blog por Twitter probablemente ya sabréis que hace unas semanas tuve la suerte de poder volar en el 787 de Qatar en Business en la ruta de Madrid a Doha. Como uno no tiene la oportunidad cada día de volar en la mejor aerolínea del mundo según Skytrax, nos vamos a estrenar en esto de los «Trip Reports» que tanto se llevan últimamente en los blogs (incluso hay una web dedicada exclusivamente para ello como Flight Report) por todo lo alto.
Vuelo QR152 Madrid – Doha, Boeing 787-8
Siempre me he declarado un firme defensor de las aerolíneas de bajo coste: la auténtica revolución y democratización de transporte aéreo comercial llegó de su mano. Mi lindo trasero se ha posado en cientos de vuelos si sumamos Ryanair, Vueling o easyjet (y que sea por muchos años, yo disfruto cualquier vuelo)… así que más o menos podéis entender mi reacción cuando en una aerolínea me tratan como si fuese el Maharaja de Karputhala: este post podría haberse titulado perfectamente «Vivencias de un novato viajando en Business«.
Bueno, os voy a ahorrar las fotos del aeropuerto porque Barajas la tenéis todos más que trillada. Así que tras pasar por la sala VIP (esto si que había podido disfrutarlo antes) me dirigí al «bichín» (NOTA: las fotos están sacadas con mi móvil… algunas fotos parece que en vez de un avión lo que se muestra es una cara de Bélmez).
Comenzaba la Operación Business Qatar:
Fase I: pasar el embarque como si uno volara en Business día sí y día también
Si habéis pasado por un situación igual alguna vez sabéis a lo que me refiero: a nadie le guste que se le note que es la primera/segunda/tercera vez que vuela en Business y menos delante de tanto pez gordo con tarjetas de fidelidad «platino-tugnsteno-grafeno» y trajes caros.
Dia 12: todavía no se han dado cuenta de que soy una berenjena
La cosa comenzó mal: me entretengo en la sala VIP y el embarque prioritario queda en el olvido: entro el último en el avión. OK! Todos diréis: «pues vaya chorrada macho». Meeec! Error! Para un viajero normal como tu y como yo si. Para alguien que viaja siempre en Business también… ¡Pero para un simple mortal que viaja en Business de uvas a peras no! ¡¡Si yo viajo en Business una vez en la vida quiero aprovechar absolutamente todo!! (¿como los empachos que nos pegamos todos los españoles cuando vamos a un hotel con desayuno de buffet libre? ¿comiendo en cantidades industriales «porque es gratis«? Pues eso versión aeronáutica…)
Bueno, pues yo con mi chandal bien cómodo (no entiendo como esos señores pueden ponerse tantas horas en un avión con americana, camisa, mocasín y pantalón de pinzas y salir horas después impolutos) me dirijo a la puerta de embarque con cara de que esto del business es el pan nuestro de cada día para un servidor. A todo esto la señorita me dice muy amablemente:
WTF! ¿Llevo escrito en la cara «soy nuevo en esto de volar a tuttiplen«?
Fase I Completada: por ahora he conseguido disimular que lo más lujoso que he viajado en mi vida es cuando me dieron de rebote asientos de salida de emergencia de Ryanair…
Fase II: no te pongas a hacer fotos como un loco
Nada más entrar al 787-8 encontramos la primera sorpresa (de la cual no tengo foto por cierto): no encontraréis un galley ni un baño ni absolutamente nada que obstruya la vista de la cabina, es completamente diáfana la vista de la cabina de Business, lo único que tenemos al frente es la barra del bar del avión. Punto a favor de Qatar: adiós a la sensación de entrar en una lata de sardinas. La cabina del 787 es espectacular: lo que más llama la atención es su espaciosa cabina (veremos cuando pruebe la del A350 que es casi 20 cm más ancha).
Además Qatar hace uso a la perfección del Sky Interior (luces led) del 787-8 y crea una atmósfera diferente nada más entrar al avión.
Mucha biutiful pipol por aquí. La cabina destilaba glamour, gallardía, bonhomía y saber estar por doquier…
Los TCPs muy serviciales ellos te reciben formidablemente, tanto que (otro punto a favor para Qatar) se me acerca un chico, me dice con un inglés perfecto con acento de Wichita su nombre y me informa que iba a estar a mi servicio durante todo el vuelo.
Mucha gente mona con cara de tener un gritón Avíos en la Iberia Plus así que no debía caer en la tentación aerofriki de hacer fotos como un loco: «No te pongas a hacer fotos como un loco… no te pongas a hacer fotos como un loco…» me repetía una y otra vez. ¡¡Pero la carne es débil!! Eso sí, con dignidad: ¿igual que cuando se te escapa un pedete y toses o haces un ruido con algo que tengas cerca para intentar disimular? Pues exactamente lo miso para disimular que estas fotografiando absolutamente todo: posiciones inverosímiles para una foto de un asiento, hacer fotos con una mano mientras con la otra navegas por le menú del IFE… todo para intentar disimular.
La configuración es la ya conocida 1-2-1, así que era de cajón que iba a pillar un asiento de ventanilla: aquí el asiento 4A de Business del 787-8 de Qatar que quedó el año pasado el segundo mejor del mundo detrás de Cathay en Skytrax:
Pedazo de almohada XXL!! No es la Therapy Pillow que anunciaba «La Tienda en Casa» pero bien mullidita
Lo primero que llama la atención es EL PANTALLÓN de 17 pulgadas que parece la Telefunken PALColor de mi casa en los 90. En este caso sí: el tamaño importa.
Ay! Si al menos me pusiesen «Que vienen los socialistas» o «Crisóbal Colón: de oficio descubridor«…
En segundo lugar me llama la atención las maderas de las molduras: en Iberia (la primera y última vez que había volado en Business fue con ellos) era todo más plastiquero. En este caso tan solo son molduras pero sin duda alguna le da un toque de distinción e incluso de sensación de robustez. Por cierto, el sillón además de reclinarse 180º y sus diversos modos de masajes tiene una combinación de movimientos asombrosa: incluso si tienes cuerpo de Cuasimodo hay alguna manera de hacer encajar tu cuerpo al asiento.
Otro de los aspectos que también hay que destacar del servicio de Qatar es el ofrecimiento de una bebida y snack nada más entrar en el avión que es común para cualquier clase business que se precie, pero en este caso no pasan con una bandeja comunal llena de aguas, zumos y cocacolas para todos sino que puedes elegir a la carta lo que vas a tomar en ese pequeño snack mientra termina el embarque y comienza el taxi. Es un detalle nimio pero son de los que marcan la diferencia: cuando te estás dejando un gúgolduplex de euros en un billete business cualquier detalle de distinción o consideración es más que bienvenido.
Y poco después uno de los platos fuertes: el pijama (y no, no me refiero al flan con nata y piña+melocotón en almíbar que te comías en los 90 en cualquier restaurante digno).
Yo esperaba uno de Hello Kitty o de cuadros… pero no, mi gozo en un pozo!
Consejo: dejaos aconsejar por el personal que saben más o menos las tallas. A mi me ofrecieron una mediana y con mis 1,80m de altura les dije muy educadamente que no, que quería uno de la «L»… pues bien, esa «L» ahora mismo podría utilizarse de mantel de mi casa en la cena de navidad y cubriría las cuatro esquinas de la mesa sin quedar escaso… ENORME.
Otra de las cosas (aparte del asiento que ya os digo, parecía una nave espacial) que más me impresionó (aunque ya sabía más o menos lo que me iba a encontrar) fueron las ventanillas ventanas XXL del Boeing 787. ¡Qué gozada! Jamás había lamentado tanto volar de noche (y por ende no ver un pimiento a través de ellas y poder disfrutar de su generoso tamaño):
Se acabó usar el término «Ventanilla» en el 787: hagan paso al término «VENTANA«
Además fijaos en ellas… ¿Qué echáis en falta? Efecitiviwonder (qué rancio es esta expresión pero cómo me gusta): no tiene «persiana» de plástico. Otro día os cuento el curioso sistema que utiliza para «tintar» las ventanas y dejar pasar menos luz sin tener que hacer uso de ningún mamparo. Comparado con las ventanillas del 777 o del A330 que volé a la vuelta SE NOTA la diferencia a simple vista.
Fase III: sentarse y a toquetear
Entonces es cuando llega el placer máximo: reposar tus gloriosas nalgas (no digo culo que desde Latinoamérica me dicen que suena muy mal…) en el asiento business. Y como no lo primero juguetear con los mil recovecos que escode este asiento:
Botellín de agua y Cascos en el reposabrazo izquierdo (si me llegan a poner una botellita de DYC con cola les prometo amor eterno!)
Los cascos son excelentes: el sistema de cancelación de ruido funciona de maravilla y eso sumado al poco ruido que hace el 787 resulta en que cada vez que te pregunte algo un TCP tengas que quitarte los cascos porque estás más sordo que una tapia. Creo que eran Bose (creo, pero ahora no me acuerdo mu bien), de lo que si estoy seguro es que no he tenido unos mejores cascos volando jamás:
La envidia de Pastis&Buenri o Chimo Bayo en los 90!
Y como no, otro de los must que te vas a llevar a casa de recuerdo: el neceser. Para seguir con el lujo la marca del mismo es de Giorgio Armani (y eso que yo con un Tulipán Negro o Fà me conformo) y otro detalle a tener en cuenta es que es personalizado por sexo (no creo que a la chica que tenía a mi lado le dieran un After Shave). Volvemos a los pequeños detalles: lo más cómodo para una aerolínea es crear un neceser unisex como el que me dieron pocos días después en Iberia, pero que te den un neceser personalizado es otro acercamiento al cliente.
«Aqua de Gio, de Giorgio Armani» (esto último leerlo con la voz del anuncio que todos tenéis en la cabeza…)
No os voy a mentir, tampoco había mucho más adentro aparte de los tapones para oídos, antifaz para la luz, calcetines… el de Iberia tiene más potingues.
Fase IV: hora de comer, elije el vino más raro para dártelas de experto
¿Cuantos briks de Don Simón engulliste en tus años mozos con tu amigos en las fiestas del pueblo? ¿Cada cuanto sueles beber vino australiano o japonés? Pues eso: hay que aprovechar. Si hay algún lector psicologo en la sala probablemente podrá explicar por qué todos nosotros cuando nos ponen una carta de vinos delante con procedencias exóticas tendemos a elegir el más raro que aparece («a ver a qué sabe esto leñe!«). Poco antes de despegar repartieron entre los pasajeros la carta de la cena para ese día (punto a su favor, normalmente te lo dan una vez despegado y te vienen a tomar nota casi enseguida!). La carta es todo un festín:
Antes de que comience la cena te sirven un pequeño ágape para entrar en calor. En este caso un vino australiano y unos frutos secos que estaban gloriosos!
Bogart viendo como me jalo un rico bol de frutos secos que te dan mientras esperas de cenar
Y poco después llegó la cena. Para comenzar un «Arabic spiced lamb shank with machiboos sauce» (osease, un cordero con couscous y una salsa con dátiles que te subía al cielo):
Cordero deshuesado con couscous y salsa de algo que todavía no sé qué es pero que estaba escándaloso
Para seguir un platito de queso (algo muy francés, ¡pero es que Qatar te pone una quesería entera!):
Oh! Mon Dieu! encima con uvas oye!
Y ya de traca final una tarta de mora con miel, mascarpone y chocolate blanco (ATENCIÓN: se avisa que si está a dieta la imagen siguiente puede herir su sensibilidad):
¡¡CONCHANUDO!! (…que decían las Tortugas Ninja)
No hace falta decir que con semejante festín eso más que la comida de un vuelo parecía una boda gitana… solo faltaba que apareciese por ahí alguien cantando «Qué guapa va la noviaaaa, ole ole oleee…«.
Así que entre el efecto de la comida y del vino uno ya estaba con un sueño que no podía con su alma. Era momento de probar el asiento en modo cama. Y aquí tengo un pero (parece mentira, pero así es): el espacio que deja disponible el asiento para mover los pies una vez se pone a 180º es bastante escaso. Si te gusta tener las piernas separadas y no puestas en modo sarcófago de Tutankamón… vas a estar algo molesto. Quizá sea la única pega que le pongo aunque para mi es importante, estiré mejor las piernas en el asiento del 777 o del A330 (ambos de Qatar) que son abiertos que en este. Eso sí es sin duda alguna en asiento más mullido en el que he viajado. Porque por mucho que se tumbe un asiento 180º hay más de uno que es digno de un fakir, pero este es el que más se parece mucho al concepto «cama» que tenemos todos en mente.
Si eres Pau Gasol estarás un poco justo, eso sí: bien mullidito. solo faltaba
Otro aplauso y esta vez es para Boeing: anuncian a bombo y platillo que el aire del 787 es el más respirable de cualquier avión comercial. Bien: pues es cierto. ¿Cuantas veces os habéis levantado con la garganta reseca después de echaros una cabezadita en un vuelo de varias horas? Cuatro horas roncando a pierna suelta y me levanté sin la lengua como una lija ni la nariz congestionada. A favor de los de Chicago debo jurar y perjurar que desconocía que el 787 tenía una serie de filtros y sistemas de recirculación y humidificación que hacían tener un aire más limpio en cabina hasta que, dado el excelente estado con el que me levanté del sueño, estuve buscando en Google durante un rato y me informé de esta característica. Chapó Boeing/Qatar.
Ah! para terminar otro detalle que marcha la diferencia respecto a otras aerolíneas: los baños de Qatar también ofrecen productos de primera línea como «Rituals», cuchillas de afeitar desechables o cepillos de dientes. Otro detalle que marca la diferencia:
Crema de manos y ambientador de primera clase. Yo con Deliplus me conformo pero esto son detalles de calidad.
A la derecha maquinitas de afeitar desechables y cepillos de dientes con su correspondiente pasta.
Misión cumplida
Y poco más. A eso de las 5 de la madrugada llegábamos a Doha. La primera vez que volaba con Qatar y la primera vez que volaba en el Boeing 787 y solo puedo decir bondades. Cuando uno vuela en una compañía que ofrece este nivel en sus servicios (y a unos precios más que competitivos) entiende que no basta en escudarse en unas posibles subvenciones (como dicen numerosas compañías occidentales) para entender el éxito de aerolíneas como Qatar sino que el servicio que ofrecen a bordo está realmente un escalón por encima del resto. El trato ultrapersonalizado, los productos que ofrecen a bordo o su sistema de entretenimiento hacen que si bien sigas siendo «el del asiento 4A» a efectos prácticos, te hagan sentir durante unas horas como un pasajero especial.
Si vuelas en el 787 de Qatar en Business estarás combinando lo más puntero en tecnología aeronáutica con lo más selecto que se puede experimentar hoy en día en un avión. No nos engañemos: volar en business es una experiencia genial en cualquier aerolínea, cierto, pero Qatar ha conseguido elevar esa sensación a otro nivel.