No tenía pensada otra review sobre vuelos en Business durante lo que queda de año pero, cosas del destino, si todo va bien además de la entrada de hoy podremos ver otra en diciembre. Bueno, pues después de haber probado la Business de Iberia y la de Qatar (un par de veces), le toca el turno a otra de las grandes: American Airlines. Una serie de carambolas hicieron que volase de Míami (aeropuerto que no conocía) a Heathrow. Bienvenidos al Boeing 777 de American Airlines:

Larga vida al Boeing 777
Disclaimer: again, American NO pagó mis billetes ni intervino en ningún momento.
Para empezar: no puedo decir nada de la Admirals Club (las salas Business de American) de MIA porque llegué a mi vuelo con muy poca antelación, así que desgraciadamente no pude hacer ninguna foto a la sala (aunque si entré para hacerme con un poco de agua y algo que comer antes de embarcar).
Dicho lo cual. He de decir que el servicio de American me ha sorprendido muy gratamente. Tras leer (sobre todo) críticas bastante regulares de blogs americanos sobre sus grandes aerolíneas, pensaba que me encontraría con un servicio muy por debajo de lo que ofrecen las grandes aerolíneas árabes y, aún siendo inferior, debo admitir que es muy bueno.
Para empezar el embarque: una puerta espaciosa y unas pantallas en las que se muestra algo que en Europa sólo he visto en Frankfurt: el listado de todos los pasajeros en stand by y todos los que han pedido un upgrade a una categoría superior. Esta sencilla indicación quizá para viajeros europeos no es muy útil, pero para Estados Unidos donde hay auténticos másters de los puntos (hay numerosos blogs que viven de mostrar cómo volar con puntos) nos da la idea de cómo va el vuelo y si tenemos alguna esperanza de que nos puedan subir a Business. A más puntos de viajero frecuente, más posibilidades de un upgrade. Peeero: no pude hacer ninguna foto porque como ya os dije antes, llegué con el tiempo más que justo así que fue llegar y entrar del tirón al avión.
Otra curiosidad que no había visto en otros aeropuertos americanos como JFK o Chicago: si compras en el duty free no te entregan tu compra al instante sino que te la dan justo en la puerta del avión (literal, en la puerta del avión y no en la puerta de embarque). La razón la desconozco pero no pude hacer hueco a mi botella de Jack Daniels Honey hasta que no estuve dentro del 777-300ER.
Pero dejemos los preámbulos y vayamos al grano (ya os he dicho que sería una revisión exprés, no os quiero cargar).
Esto es lo que te encuentras nada más pasar a la cabina de Business:

Cabina de Business del 777-300ER de American Airlines
Como podéis ver la disposición en el avión es de 2-3-2, con esos asientos laterales angulados hacia el fuselaje. A mi personalmente me gusta esta disposición pero tiene una pega: en aras de ganar privacidad en tu asiento pierdes acceso a la ventanilla. Quiero decir que ya no puedes asomarte por ella al despegue y aterrizaje puesto que te queda separada tu asiento, así que al estar con el cinturón abrochado pierdes gran parte de lo bonito de mirar hacia abajo durante estas fases de vuelo y reconocer sitios y ver como te alejas del suelo.
¿Qué ventajas ofrece esta inclinación? Pues que American Airlines ha conseguido el asiento Business más espacioso que las posaderas de un servidor hayan conocido. Incluso más que en el de Iberia y por supuesto: mucho más que los asientos sarcófago de Qatar.

El asiento de American Airlines en Business del 777-300ER
En cuanto te sientas notas que puedes rempanchingarte en el asiento y no vas a tener problemas de espacio.

Mando del asiento… no tan completo como los asientos de Qatar pero se tumban 180º que es lo que importa.
El servicio como siempre atento pasó a servirnos agua o zumo o champagne (sigo sin entender cómo es posible que la gente se trinque un champagne antes de montar al avión, será que se sentirán más glamurosos…) y de ahí al butacón.

Kit de Bienvenida de American Airlines
Una cosa que me gustó mucho fue el neceser (el amenity kit que dicen los anglófonos): la calidad del mismo (del contenedor me refiero) merece muy mucho la pena. La marca es Cole Haan, una marca de la que no había oído hablar en mi vida pero que tiene mucho peso al otro lado del charco.

El neceser (amenity kit) de American por Cole Haan (ni flowers de quienes eran, pero está realmente bien)

Neceser de Cole Haan para la clase business de American, calidad fetén!
Dentro el mismo neceser tenemos los forros para los auriculares de Bose, un detalle que los más paranoicos de la limpieza agradecerán (yo ni siquiera los llegué a utilizar). ¿La calidad de los Bose? Excelente: creo que son los mismos que entregan en la clase business de Qatar Airways.

Los cascos Bose (no de Miguel) de American Airlines bien presentadito dentro del cajón del asiento.

Así quedó mi asiento una vez aterrizados en Heathrow.
¿Pero qué sería de unos buenos cascos si la programación que ofrece la compañía en el sistema de entretenimiento es un cuestionable? Bien, American Airlines ofrece el mayor catálogo de películas que un servidor haya visto a bordo… y he visto un montón en los últimos años. No conté cuantas películas había pero rondarían las 100 entre novedades, clásicos, películas europeas y asiáticas y películas infantiles.

Pantallón del IFE en el avión. Es abatible para que pongas la inclinación que quieras.
Otro dato: el catálogo completo de American está doblado a español latino, así que si eres de los tiquismiquis que solo quieres escuchar español castizo lo vas a tener complicado. Mi elección para esa noche fue una película que todavía no se ha estrenado en España: Born to be Blue, con un excelente Ethan Hawke.

Presentación del sistema de entretenimiento de American Airlines: jamás vi tanta película disponible en un avión.
Tras elegir que me despertaran antes de llegar a Londres cuando pasaron a preguntar, acto seguido llegó el menú que sirvieron aquella noche:

Ahí tenéis un «Melón Manchego carpaccio with lime», un «Tamarind ginger filet of beef» rico rico
Lo más curioso fue lo de «Melón Manchego carpaccio«… como lo oyes primo, yo también me quedé pillado:

Ahí tiene el Melón Manchego!
Otro detalle: si eres de los que te gustan los buenos vinos a bordo… American tiene una carta bastante escasa (yo como como y ceno siempre con agua no tengo problema alguno).
Tras poner la cama a 180º toca dormir… y vuelta a lo mismo: la comodidad del asiento de American es superior a otras aerolíneas que yo haya disfrutado. Almohada XXL (muy americano) y espacio para poder dormir con las piernas bien anchas. Una gozada.
Y como os decía antes, cuando llegábamos a Londres nos despertaron a aquellos que se lo habíamos pedido. Ahí me di cuenta de otro detalle del IFE: la televisión en directo, algo que solo había podido probar una vez en un ERJ de Azul en Brasil.

Televisión en vivo. Hora de ver qué se cuece en el mundo.
Por cierto, el desayuno es el que sigue:

Apetitoso desayuno!
Y poco más que añadir. La llegada a Londres fue de lo más placentero volando en la business de American Airlines, aerolínea que tenía muchas ganas de volar.

Disfrutando de las vistas que ofrece el GE-90 en primer plano.
No te ofrecerán el lujo extremo que ofrecen las aerolíneas árabes o asiáticas pero la comodidad de la butaca y el IFE de los americanos está a la altura de los mejores. Bueno, una puntualización respecto al asiento: es cómodo pero la inclinación en diagonal hacia la ventanilla hace que pierdas visión por la ventanilla del 777. En cuanto al menú tampoco es muy boyante para el precio del asiento y destaca la escasa carta de vinos (Iberia tiene una carta mucho más extensa).
Aún así… ¡qué diablos! ¡no siempre un viaja en business y menos en un Triple 7! Fue una experiencia impresionante.

Panorámicas de Londres desde el 777 de American